Existen cierto tipo de mamonerías en las que la intelectualidad suele recaer sistemáticamente, como si tratase de vicios incontrolables.
Cualquier espacio sería insuficiente para poder describirlas todas, además de que sólo se pueden apreciar en su exacto significado e importancia a través de la observación sociológica directa. Así que la recomendación es ir algún viernes por la tarde a un café de diseño, o en su defecto a los cafés de las librerías ubicadas en Miguel Ángel de Quevedo, e identificar a los dizque intelectuales que ahí acuden para encontrarse con sus símiles en un ambiente alejado de las estridencias del populacho palurdo y apestoso.
Por lo demás, ubicarlos es muy fácil, ya que invariablemente victims of fashion como son, andan luciendo un look pandroso que, si bien se mira, no lo es tanto porque las chaquetas, suéteres y anteojos que usan son de marcas como SARA, Guess y Calvin Klein…
… en fin, que ya ni sé por qué salió esta descripción de la intelectualité…
…¡ah, sí! Ya me acordé.
Resulta que entre esas mamonerías intelectualoídes está la de la crítica mordaz a la literatura ligera, que generalmente ocupa los primeros lugares en las listas de los libros más vendidos. Y por supuesto que por literatura ligera se entiende aquí la vasta, insustancial e intrascendente obra de autores como J.J. Benítez, Paulo Coelho, Dan Brown y el tipo ése que escribió “Quién se ha robado mi queso”.
Cierto día, hace algún tiempo, fuimos la doctora corazón y yo a la librería a dar una vuelta. Si bien ella estudió medicina, es una asidua lectora de literatura y filosofía (aunque no le entienda nada y tire puro rollo) y hasta antes de ese momento se preciaba de leer puros “autores alternativos”, como Blake, Calasso, Mallarmé y Belinsky.
En esa ocasión, mientras ella fue a buscar algo del chaparro bigotón de Nietzsche –que es su ídolo- yo me quedé a platicar un rato en la entrada de la librería con un amigo que había encontrado, y posteriormente me fui a buscar un diccionario de idioms que necesitaba para una traducción.
Al llegar a la caja, descubrí que entre los libros que iba a pagar la doctora corazón, estaba uno de ¡Paulo Coelho! Obviamente eso fue motivo suficiente para hacer escarnio de sus “autores alternativos” durante toda la tarde (de hecho lo sigo haciendo cada que la oportunidad se presenta)
Talvez esto no tenga mayor importancia entre quienes lo mismo les da leer “El libro vaquero” que “Hamlet”. Pero entre los que son quisquillosos, elitistas y desdeñosos –como la doctora corazón y yo- eso significa una buena oportunidad para poner el grito en el cielo y desgarrarse la toga en un acto tan histriónico como ridículo, que permite mofarse de la pretendida arrogancia intelectual del otro. Y así lo hice hasta el cansancio; me burlé sin piedad de su muy “alternativo” Paulo Coelho.
Sin embargo, como al que escupe al cielo le cae la saliva en la cara, debo confesar aquí, amparado en el amplio anonimato que me da el tener sólo dos lectores, más un anónimo, Elisa, Mael y Luis, que a espaldas de la doctora corazón estoy leyendo una novela del ¡Selecciones de Readers Diget’s!
Y lo más grave es que está re buena.
Pero, ¿cómo fue que caí en el resbaladizo suelo de las lecturas ligeras? Nada más y nada menos que por culpa de la propia doctora corazón.... (continúa, para no agobiar a mis dos lectores, más un anónimo, Elisa, Mael y Luis)
Cualquier espacio sería insuficiente para poder describirlas todas, además de que sólo se pueden apreciar en su exacto significado e importancia a través de la observación sociológica directa. Así que la recomendación es ir algún viernes por la tarde a un café de diseño, o en su defecto a los cafés de las librerías ubicadas en Miguel Ángel de Quevedo, e identificar a los dizque intelectuales que ahí acuden para encontrarse con sus símiles en un ambiente alejado de las estridencias del populacho palurdo y apestoso.
Por lo demás, ubicarlos es muy fácil, ya que invariablemente victims of fashion como son, andan luciendo un look pandroso que, si bien se mira, no lo es tanto porque las chaquetas, suéteres y anteojos que usan son de marcas como SARA, Guess y Calvin Klein…
… en fin, que ya ni sé por qué salió esta descripción de la intelectualité…
…¡ah, sí! Ya me acordé.
Resulta que entre esas mamonerías intelectualoídes está la de la crítica mordaz a la literatura ligera, que generalmente ocupa los primeros lugares en las listas de los libros más vendidos. Y por supuesto que por literatura ligera se entiende aquí la vasta, insustancial e intrascendente obra de autores como J.J. Benítez, Paulo Coelho, Dan Brown y el tipo ése que escribió “Quién se ha robado mi queso”.
Cierto día, hace algún tiempo, fuimos la doctora corazón y yo a la librería a dar una vuelta. Si bien ella estudió medicina, es una asidua lectora de literatura y filosofía (aunque no le entienda nada y tire puro rollo) y hasta antes de ese momento se preciaba de leer puros “autores alternativos”, como Blake, Calasso, Mallarmé y Belinsky.
En esa ocasión, mientras ella fue a buscar algo del chaparro bigotón de Nietzsche –que es su ídolo- yo me quedé a platicar un rato en la entrada de la librería con un amigo que había encontrado, y posteriormente me fui a buscar un diccionario de idioms que necesitaba para una traducción.
Al llegar a la caja, descubrí que entre los libros que iba a pagar la doctora corazón, estaba uno de ¡Paulo Coelho! Obviamente eso fue motivo suficiente para hacer escarnio de sus “autores alternativos” durante toda la tarde (de hecho lo sigo haciendo cada que la oportunidad se presenta)
Talvez esto no tenga mayor importancia entre quienes lo mismo les da leer “El libro vaquero” que “Hamlet”. Pero entre los que son quisquillosos, elitistas y desdeñosos –como la doctora corazón y yo- eso significa una buena oportunidad para poner el grito en el cielo y desgarrarse la toga en un acto tan histriónico como ridículo, que permite mofarse de la pretendida arrogancia intelectual del otro. Y así lo hice hasta el cansancio; me burlé sin piedad de su muy “alternativo” Paulo Coelho.
Sin embargo, como al que escupe al cielo le cae la saliva en la cara, debo confesar aquí, amparado en el amplio anonimato que me da el tener sólo dos lectores, más un anónimo, Elisa, Mael y Luis, que a espaldas de la doctora corazón estoy leyendo una novela del ¡Selecciones de Readers Diget’s!
Y lo más grave es que está re buena.
Pero, ¿cómo fue que caí en el resbaladizo suelo de las lecturas ligeras? Nada más y nada menos que por culpa de la propia doctora corazón.... (continúa, para no agobiar a mis dos lectores, más un anónimo, Elisa, Mael y Luis)
6 comentarios:
En esta vida vale la pena saber y conocer de todo, por aquello de que no te cuenten ¿no?.
Creo entender tu concepto de "lecturas ligeras" pero ya que esto es motivo de un dilema existencial para tí, me gustaría que hicieras una precisión al respecto.
No es tan malo que de vez en cuando aproveches o pierdas el tiempo (según se vea) en leer nuevos autores, con todo y que estos sean los "ídolos" del momento. Ya en otro post nos contarás que sabor de boca te deja tu novela de lectura ligera.
Por cierto, ¿por qué cada vez que te refieres a quiénes con regularidad visitamos tu blogger haces tanto enfásis en tus dos lectores, un anónimo, Mael, Luis y yo?.
Creo que estoy siendo objeto de discriminación de tu parte, pero no importa, a mí me gusta leerte.
Un saludo.
Estimado Doctor, dónde se ha metido que no lo he visto en estos días.
Lo bueno es que esa decripción que hace de las mamonerías intelectuales, es muy puntual porque usted es uno de esos mamones, aunque se niegue a reconocerlo.
De lo contrario pregúntese, de qué marca es el pantalon que trae puesto y en qué café lo han visto platicando animadamente con Tania Walls...
No crítique a su propio gremio porque es desleal.
En fin, a ver si lo veo un día de estos en la Facultad.
Cuídese
Yo digo que estás en todo tu derecho de burlarte sin piedad de la dra. corazón pero pues... se lo ganó a pulso!
Al rato va a querer leer "juventud en éxtasis" jaja.
Pero bueno, ya mejor ni digo que yo también he caido en las garras del Reader's Digest. Es el mismísimo diablo.
Pues, por una vez, y mira que me revienta..seré políticamente correcto (cuando escribo, en mi vida siempre lo soy; no en vano me gane en tiempos de la facultad el apelativo de "individuo amabloide" por parte de una persona de infausto recuerdo). Últimamente no leo más que blogs y empieza a ser enfermizo, la verdad... cuando digo últimamente...me refiero a los últimos meses, porque en el período comprendido entre el fin de mis estudios y hoy, mi actividad literaria ha sido un "elemento traza" en mi vida...Admiro a la gente que lee pero que es capaz de extraer tesoros valiosos de la lectura puesto que hay adoquines ilustrados a quienes las letras les caen grandes (como el dinero a los nuevos ricos). En definitiva, yo digo, que sólo se vive una vez y que cada uno debe de hacer lo que le apetezca mientras no moleste a los demás...asi que, compañero, está bien que leas el Reader Digests (o como se escriba) pero por favor, no nos lo cuentes.
Fdo: Luisín el Pedantín.
No te angusties. Te comprendo. Yo, por ejemplo, te leo a ti, este blog, si no a diario, sí de manera recurrente y sin discriminar un solo post.
Abrazo y grito de guerra.
JM
Creo que esta un poco equivocado si piensa que solo tiene 3 lectores, lo que pasa es que siempre son 3 los que comentan pero yo casi siempre lo leo, solo que no todas las veces tengo tiempo o ganas de comentar. Si no me cree puede poner un contador y notara lo que le digo.
Respecto al Post pues yo a veces leo el Selecciones (je) las novelas no porque me dan flojera, y pues cumple bien el único fin que es entretenerme
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