El miércoles de la semana pasada, pasé por la doctora corazón al hospital donde trabaja para ir al cine. Como llegué más temprano de lo acordado, me dijo que la esperara en una salita donde un doctor estaba auscultando con su lengua las amígdalas de una enfermera…
Indispuesto a presenciar esa calenturienta escena de soft porn, me dispuse a curiosear por la salita y a lado de la cafetera encontré un libro de tapas duras y cubierta rojiza. En el lomo decía “Selecciones de Readers Diget’s” y tenía impresos en letras doradas los títulos de las novelas que contenía. Era un libro condensado. Al abrirlo en la primera página tenía escrito con la inconfundible letra de la Yarita: “Ex libris: Y.D”.
Sin otra cosa mejor qué hacer –bueno, podía continuar mirando al doctor y la enfermera, que ni se inmutaban con mi presencia- me puse a leer la segunda de esas novelas: El mundo de Ana Frank.
En este punto debo reconocer que a pesar de estar publicada en “Selecciones”, se trata de una novela bien escrita acerca de la vida de Ana Frank, narrada desde la perspectiva de Miep Gies, la secretaria de su padre.
Indispuesto a presenciar esa calenturienta escena de soft porn, me dispuse a curiosear por la salita y a lado de la cafetera encontré un libro de tapas duras y cubierta rojiza. En el lomo decía “Selecciones de Readers Diget’s” y tenía impresos en letras doradas los títulos de las novelas que contenía. Era un libro condensado. Al abrirlo en la primera página tenía escrito con la inconfundible letra de la Yarita: “Ex libris: Y.D”.
Sin otra cosa mejor qué hacer –bueno, podía continuar mirando al doctor y la enfermera, que ni se inmutaban con mi presencia- me puse a leer la segunda de esas novelas: El mundo de Ana Frank.
En este punto debo reconocer que a pesar de estar publicada en “Selecciones”, se trata de una novela bien escrita acerca de la vida de Ana Frank, narrada desde la perspectiva de Miep Gies, la secretaria de su padre.
Estaba pues tan imbuido en la lectura, que cuando escuché que la doctora corazón se aproximaba a la salita, metí rápidamente el libro en mi chamarra, en parte para que ella no reparase en el hecho de que había estado leyendo “literatura light” (y se burlara de mi durante lo que resta del año, como yo me había burlado de ella), y en parte porque me lo quería llevar a mi casa –como de hecho sucedió- para continuar leyéndolo.
Sin embargo, el domingo por la noche, mientras veníamos de regreso del concierto de Jorge Drexler (que por cierto, estuvo poca abuela) me comentó:
-Fíjate que sospecho que alguien me robó un libro en la salita del segundo piso.-
-¿Ah sí? A ver, platícame- dije yo con naturalidad mientras esperábamos la luz del semáforo.
-Pues sí. Resulta que el miércoles por la tarde, antes de que tú llegaras, entré a prepararme un café y dejé el libro junto a la cafetera. El jueves anduve muy ocupada y se me olvidó buscarlo, pero el viernes en la noche que lo estaba buscando para llevármelo a mi casa, no lo encontré.-
-¿Y buscaste bien? -dije- A lo mejor lo dejaste en otra parte.-
-No. Estoy segura que lo dejé ahí. A mi se me hace que el pinche Fito se lo llevó… le voy a preguntar mañana.- dijo con cierta preocupación.-
-Y ¿de qué era tu libro? ¿otra novela de Paulo Coelho? –dije sin poder contener la ironía.-
-¡Cómo crees! ¿Es que nunca se te va a olvidar eso? - dijo riéndose y continuó- No. Era una novela de Coetze.-
“¡Ajá! –pensé- con que quieres engañarme”.- Y le respondí:
-Busca bien. Ya verás que aparecerá tu novela de Coetze. Muy buen escritor ese Coetze.-
Y aquí es donde surge el dilema: si le digo que yo tengo su libro, se dará cuenta de que lo estoy leyendo y por tanto me convertiré en objetivo de su sistemático escarnio (aunque en justa venganza, debo reconocer); pero si no le digo, puede correr la sangre de un inocente: la del pinche Fito, que hasta donde sé, no lee ni el tarot.
Por otra parte, si le regreso el libro obviamente la desmentiría respecto a que se trataba de una novela de Coetze y sé que eso la hará sentir muy mal. Además de que me va a reclamar el por qué me lo llevé sin su permiso, se va a enojar y con toda posibilidad y hasta casi con total seguridad me va a mandar más hasta por allá de donde usualmente suelen mandarnos las personas a quienes les hacemos pasar un mal rato.
Sin embargo, si no se lo regreso me voy a ver muy mala leche y tendré que verme obligado a redoblar el número de flagelaciones diarias que me doy en la espalda para purificar mi alma del pecado de concupiscencia visual e imaginativa…
Así que ahora no sé que hacer. Bueno, sí sé: seguiré leyendo la novela. Pero después de que terminé de leerla, no sabré qué hacer: regresársela o no regresársela.
Esa es la cuestión.
P.S 1 Estimada Elisa, en modo alguno te discrimino. Es sólo que como son realmente muy pocas las personas que me leen, pues puedo ubicarlas a todas por sus nombres. Por el contrario, te agradezco que eventualmente te tomes un par de minutos para leer las sandeces que aquí publico.
P.S 2 Señor J.M qué edificante noticia saber que aun no he caído de su gracia, y que no me ha mandado al saco de la desmemoria, junto a la espada del augurio que alguna vez le regalaran sus papás en ocasión de su cumpleaños.
Y lo entiendo, debe ser un placer culposo leerme. Pero, sabe, esto es un don que simplemente se tiene o no se tiene. Y mire que yo soy afortunado.
A propósito del cambio climático, por ahí quedó pendiente un café o una chela, así que usté nomás diga rana y yo brinco.
P.S 3 Estimado Doctor en Sabiduría del Mundo, don Mauro Santander Pérez Fernández del Castillo y Mondragón, yo tampoco lo he visto en la Facultad porque he andado rete apurado, pero no se preocupe, que un día de estos nos encontraremos. Mientras tanto no sea exagerado, sabe bien que yo no pertenezco a la clase privilegiada de la intelectualidad (in)orgánica que usted –señoritingo- frecuenta, y que sólo un par de veces fui con la susodicha T.W a tomar un café, pero por cuestiones de trabajo.
Sin embargo, el domingo por la noche, mientras veníamos de regreso del concierto de Jorge Drexler (que por cierto, estuvo poca abuela) me comentó:
-Fíjate que sospecho que alguien me robó un libro en la salita del segundo piso.-
-¿Ah sí? A ver, platícame- dije yo con naturalidad mientras esperábamos la luz del semáforo.
-Pues sí. Resulta que el miércoles por la tarde, antes de que tú llegaras, entré a prepararme un café y dejé el libro junto a la cafetera. El jueves anduve muy ocupada y se me olvidó buscarlo, pero el viernes en la noche que lo estaba buscando para llevármelo a mi casa, no lo encontré.-
-¿Y buscaste bien? -dije- A lo mejor lo dejaste en otra parte.-
-No. Estoy segura que lo dejé ahí. A mi se me hace que el pinche Fito se lo llevó… le voy a preguntar mañana.- dijo con cierta preocupación.-
-Y ¿de qué era tu libro? ¿otra novela de Paulo Coelho? –dije sin poder contener la ironía.-
-¡Cómo crees! ¿Es que nunca se te va a olvidar eso? - dijo riéndose y continuó- No. Era una novela de Coetze.-
“¡Ajá! –pensé- con que quieres engañarme”.- Y le respondí:
-Busca bien. Ya verás que aparecerá tu novela de Coetze. Muy buen escritor ese Coetze.-
Y aquí es donde surge el dilema: si le digo que yo tengo su libro, se dará cuenta de que lo estoy leyendo y por tanto me convertiré en objetivo de su sistemático escarnio (aunque en justa venganza, debo reconocer); pero si no le digo, puede correr la sangre de un inocente: la del pinche Fito, que hasta donde sé, no lee ni el tarot.
Por otra parte, si le regreso el libro obviamente la desmentiría respecto a que se trataba de una novela de Coetze y sé que eso la hará sentir muy mal. Además de que me va a reclamar el por qué me lo llevé sin su permiso, se va a enojar y con toda posibilidad y hasta casi con total seguridad me va a mandar más hasta por allá de donde usualmente suelen mandarnos las personas a quienes les hacemos pasar un mal rato.
Sin embargo, si no se lo regreso me voy a ver muy mala leche y tendré que verme obligado a redoblar el número de flagelaciones diarias que me doy en la espalda para purificar mi alma del pecado de concupiscencia visual e imaginativa…
Así que ahora no sé que hacer. Bueno, sí sé: seguiré leyendo la novela. Pero después de que terminé de leerla, no sabré qué hacer: regresársela o no regresársela.
Esa es la cuestión.
P.S 1 Estimada Elisa, en modo alguno te discrimino. Es sólo que como son realmente muy pocas las personas que me leen, pues puedo ubicarlas a todas por sus nombres. Por el contrario, te agradezco que eventualmente te tomes un par de minutos para leer las sandeces que aquí publico.
P.S 2 Señor J.M qué edificante noticia saber que aun no he caído de su gracia, y que no me ha mandado al saco de la desmemoria, junto a la espada del augurio que alguna vez le regalaran sus papás en ocasión de su cumpleaños.
Y lo entiendo, debe ser un placer culposo leerme. Pero, sabe, esto es un don que simplemente se tiene o no se tiene. Y mire que yo soy afortunado.
A propósito del cambio climático, por ahí quedó pendiente un café o una chela, así que usté nomás diga rana y yo brinco.
P.S 3 Estimado Doctor en Sabiduría del Mundo, don Mauro Santander Pérez Fernández del Castillo y Mondragón, yo tampoco lo he visto en la Facultad porque he andado rete apurado, pero no se preocupe, que un día de estos nos encontraremos. Mientras tanto no sea exagerado, sabe bien que yo no pertenezco a la clase privilegiada de la intelectualidad (in)orgánica que usted –señoritingo- frecuenta, y que sólo un par de veces fui con la susodicha T.W a tomar un café, pero por cuestiones de trabajo.
7 comentarios:
Esta mañana 5:00 A.M. al despertar como siempre planee mi día espectacularmente, será un gran día (me dije), ah! pero no contaba con los berrinches matutinos de mis hijos, (es terrible ver como se desquebrajan tus planes apenas amaneciendo) bueno así que desde entonces me senti un poco triste aunque dispuesta a acomodar mi día a como diera lugar y así llegue hasta aquí... que barbaro!!! me ha hecho reir de una manera que bueno le aseguro, usted no se imagina, ya que cuando lo leo es inevitable soltar una sonora carcajada, Gracias sinceramente, se que no escribió pensando en mi precisamente, pero me ha beneficiado y bastante...
a ver haciendo un recuento de los daños, usted me ha resultado un politologo, intelectual, y como era que decía? ah un arrogante y engreído ó algo así, elitista, cruel (con sus alumnos) briago, pelado y ahora ratero!!!! por favor!!! mi muy querido amigo cuantas cosas más faltan para descubrirlo?...jajaja
oiga no se haga líos, hay que saber reirse de uno mismo, termine de leer esa novela que más bien yo creo esa se leerá en algo así como 2 horas, digo Selecciones no es tan extenso, y entrege esa "revista" eso hará enojar un poco a su Dra. Corazón pero a la vez lo hara verse una persona más humilde, pase inadvertida la cuestion de la mentirilla de Coetze, intente no tocar el tema, eso le demustra que ella necesita sentirlo más comprensivo, mire que provocarle miedo para obligarla a mentir a ese extremo...
usted puede simplemente decir: "mira tome prestada esta revista porque encontre un artículo que me intereso mucho... yo pensaba que este tipo de literatura no me interesaba pero ya veo que si....bla bla bla no le faltará imaginación, seguro!!
que culpa tien Fito de su arrogancia? ha escuchado ese refran que dice "en boca cerrada no entran moscas"? bueno le deseo suerte con eso, porque ultimamente creo que escribo otro blog en lugar de comentario, caramba!! me da mucho que hablar y pensar.
ps, acabo de adquirir "el alquimista" de Paulo Coelho, tambien leo "el semanario" de mi diario local, y ayer vi una luna preciosa escuchando a Ricardo Arjona...jajaja lo de arjona no es cierto...
bye, le deseo una bonita tarde.
Valla que estás metido en aprietos. Yo creo que debes decirle a la Doctora corazón que tú tienes su libro, se va a enojar e indudablemente serás objeto de sus críticas, pero los seres humanos a veces somos débiles y no podemos escapar de ciertas tentaciones.
Además con ese cargo de conciencia, no vas a disfrutar la lectura de esa excepción a tus reglas.
Muchas gracias por tu aclaración. Un saludo.
La regla de oro es negarlo todo...hasta lo obvio y evidente.
La sangre de otro inocente más (ese tal Fito)no será perceptible en el caudaloso río hematoide de los que encontraron desdicha y culpa sin merecerla (aunque seguro que no es trigo limpio del todo... asi que , por si acaso que pague!)
He dicho.
Estimado politólogo:
Debería aplicar su "frase lapidaria": la palabra es plata y el silencio es oro". Guarde silencio, de repente la revista pudiese aparecer en otro lado y coincido con Luis... todos tenemos cola que nos pisen y alguna vez habremos de pagar ¿por qué no en el mundo terrenal?
h0la wuapo!! que ondita contigo?? hacia un buen que no sabia nada de ti, con eso de que tu novia y la tal caro de traen cortito... jejeje
tu musica esta chidisima!!
No pues ahora si que ni como ayudarte, sea lo que sea que hagas no le veo un final feliz a esto, así que al menos escoge el final más chusco para que nos platiques que pasó (soy algo morbosa como podrás ver).
Reverendo problema que tiene Victor, pero creò que estoy de acuerdo en que el libro por arte de gasparín aparezca en algún lado, también peco de curiosa así que necesitaré la parte dos de esta historia ... yO de aqui le echo porras
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