6 ene 2007

Lo preciso en lo cotidiano

Hacía mucho tiempo no leía palabras tan precisas y cargadas de experiencia acerca de ciertos momentos de la vida, que estuviesen basadas en ejemplos de la vida cotidiana, como hasta hace apenas unos momentos

Al respecto, uno de los riesgos de profundizar en el esfuerzo por dotar de una base teórica más amplia a la laboriosa tarea de afrontar el vivir día a día, es precisamente olvidar que en muchas ocasiones lo que estamos buscando está frente a nosotros; o que el indicio de respuesta a las continuas dudas que nos aquejan se encuentra en una actividad que de tan ordinaria, la pasamos desapercibida. Como se diría en sentido figurado: Dios está en los detalles.

Cuando así sucede no cabe duda que recibimos una lección de humildad, de manera especial quienes siempre andamos paseando por el topus uranus platónico o el mundo de lo suprasensible kantiano.

Como apunté al inicio de este comentario, hoy recibí una lección de humildad y una espléndida pista para comenzar a resolver un problema que me ha aquejado en los días recientes. Dicha lección se presentó bajo la forma de un ejemplo de la vida cotidiana tan claro e ilustrativo que quisiera citarlo textualmente:

"... cuando aprendes a caminar, tanta experiencia tantos años haciendo lo mismo, tantas veces recorriendo los mismos caminos y de repente zaz! ahí esta una cascara de plátano y el azotón; duele, ahora sé que duele mucho. Pero no te preocupes, todo pasa".

Lo apunto aquí porque talvez al cibernáuta extraviado que caiga por este lugar, le puede servir.

Aunque yo agregaría que lo importante no es saber que somos suceptibles de resbalar y caer, porque ése hecho es ineludible. Lo importante es saber caer, y si es de pie -como los gatos samurai- mejor.

Un saludo

P.D: Hoy fue el Día de Reyes; aunque litúrgicamente el nombre correcto es la Epifania. Mis sobrinos andaban vueltos locos con sus juguetes nuevos, y a me tuvieron todo el día asesorandólos sobre el funcionamiento de sus celulares, i pod's y demás gadgets.

Es el costo de haber aprendido inglés.



4 comentarios:

MAEL dijo...

Hola Victor!
Celebro que haya encontrado una pista para continuar su camino en este enredado laberinto de la vida.
tiene toda la razón a mi también me gustaría aprender a caer de pie.
¡cuanto gusto saber que podré seguir leyendo sus puntadas!
ya me había entristecido.
bueno, mucho éxito en su nuevo blog.
hasta pronto.

Liliana Salazar dijo...

Hola Víctor. Gracias por la visita, ahorita he andado algo ocupada, pero espero escribir más seguido. Por lo mientras continuaré leyendote.
Me has dejado reflexionando, sobre aquello de caer de pié. Indudablemnte todos hemos de caer en algún momento. Y lo mejor es estar preparados para saber como caer.
Buen inicio de semana.

Anónimo dijo...

... o como dice la canción: todos tenemos derecho a caernos, pero es obligación aprender a levantarnos...

Sale bye...

el pollo dijo...

Y qué disfrutable es (dijo la masoquista), cuando pasa el tiempo y el dolorcito post-madrazo te recuerda el acontecimiento... Bueno, es que al menos se intenta no volver a caer del mismo lado, no?

Saludos!

pd. Por cierto, qué es eso de la contraseña para poder publicar el comentario sin tener que acceder al registro?, ilumíname!