Estoy releyendo Hamlet, de Shakespeare. Esta escena entre Hamlet y Ofelia es verdaderamente divertida. Quizá hasta puede resultarnos familiar a pesar de no conocer la obra, que es genial.
Hamlet
Acto Tercero. Escena Primera
Hamlet
Acto Tercero. Escena Primera
Ofelia: ¿Cómo os halláis después de tantos días, señor?
Hamlet: Mil gracias; bueno, bueno, bueno.
Ofelia: Tengo, señor, recuerdos que me disteis, y que hace tiempo devolver ansío, os ruego, pues, que los toméis ahora.
Hamlet: Yo no, yo no: jamás te di yo nada.
Ofelia: Que es cierto, bien lo sabe Vuestra Alteza; y con ellos palabras de tal dulce hálito rodeadas, que aumentaron su intrínseco valor; pero, perdido ya su perfume, recobradlos luego, que estos ricos presentes nada valen para quien alma generosa hubiere, si quien los dio con su crueldad nos hiere. Tomad, señor.
Hamlet: ¡Ya, ya! ¿Eres honrada?
Ofelia: ¡Señor!
Hamlet: ¡Eres hermosa!
Ofelia: ¿Qué queréis decir?
Hamlet: Que, si eres honrada y hermosa, no debe haber trato alguno entre tu virtud y tu belleza
Ofelia: ¿Pudiera la belleza tener mejor comercio que con la virtud?
Hamlet: ¡Bueno fuera! Más fácil es a la belleza transformar a la virtud en meretriz, que a la virtud lograr que la belleza la iguale; antes, esto era una paradoja, pero las circunstancias lo han comprobado. Te amé
Ofelia: Es verdad que me lo hicisteis creer.
Hamlet: No debieras haberme creído, porque, aunque en este carcomido tronco se injerte la virtud, siempre habrá de notarse el primitivo sabor. No te amaba.
Ofelia: Mayor, pues, fue mi engaño.
Ofelia: Tengo, señor, recuerdos que me disteis, y que hace tiempo devolver ansío, os ruego, pues, que los toméis ahora.
Hamlet: Yo no, yo no: jamás te di yo nada.
Ofelia: Que es cierto, bien lo sabe Vuestra Alteza; y con ellos palabras de tal dulce hálito rodeadas, que aumentaron su intrínseco valor; pero, perdido ya su perfume, recobradlos luego, que estos ricos presentes nada valen para quien alma generosa hubiere, si quien los dio con su crueldad nos hiere. Tomad, señor.
Hamlet: ¡Ya, ya! ¿Eres honrada?
Ofelia: ¡Señor!
Hamlet: ¡Eres hermosa!
Ofelia: ¿Qué queréis decir?
Hamlet: Que, si eres honrada y hermosa, no debe haber trato alguno entre tu virtud y tu belleza
Ofelia: ¿Pudiera la belleza tener mejor comercio que con la virtud?
Hamlet: ¡Bueno fuera! Más fácil es a la belleza transformar a la virtud en meretriz, que a la virtud lograr que la belleza la iguale; antes, esto era una paradoja, pero las circunstancias lo han comprobado. Te amé
Ofelia: Es verdad que me lo hicisteis creer.
Hamlet: No debieras haberme creído, porque, aunque en este carcomido tronco se injerte la virtud, siempre habrá de notarse el primitivo sabor. No te amaba.
Ofelia: Mayor, pues, fue mi engaño.
(Traducción propia; ofrezco una disculpa por no haber respetado la métrica)
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