Acabado el partido decidí irme a casa para descansar y llegar entero a la oficina al siguiente día.
Serían por ahí de las once de la noche cuando encendí el televisor en el canal once para hacer un poco de ruido ambiente mientras me vestía el pijama y fue entonces cuando descubrí XY, una serie que por un momento pensé que era un película debido a la calidad del formato de grabación; y una peli extranjera, además. Pero cuando escuche sorprendentemente, tratándose de un canal público, que los personajes tenían una oralidad bastante cotidiana (que hablaban con groserías pues), constaté que se trataba de una producción mexicana.

En pocos minutos la trama del capitulo de esa noche me atrapó. El propio concepto de la serie es bastante seductor, pues se trata de lo que ocurre dentro y fuera de las oficinas de una revista denominada precisamente XY, enfocada al público masculino. El capítulo de esa noche trató de la importancia que los hombres solemos dar al tamaño del pene. El abordaje fue desde diferentes ángulos: precisamente los de las vidas cotidianas de los colaboradores de la revista, desde el director editorial hasta los reporteros y el equipo de ventas.
El perfil de los personajes está muy bien cuidado, son bastante reales y cotidianos; se sienten próximos porque todos conocemos a alguien, un amigo, un vecino, con esas características.
Los diálogos, aunque informales, son muy inteligentes y dan espacio tanto para la carcajada como para la reflexión. Y la dirección de escena es simplemente impecable.
Definitivamente XY es una gran producción, hecha en México por una televisora pública que hace honor por mucho, a su eslogan que habla de una “tele más atrevida”. Bien por Fernando Sariñana, el director de Once TV y bien por Emilio Maillé, el director de XY por haber pensado en los televidentes que ya estamos hasta el keke de la basura y los refritos de las televisoras privadas, así como de los rollos adoctrinantes y pseudoizquierdosos de Argos Producciones, de Epigmenio Ibarra.
Y bueno, en un desliz de chovinismo simplón, debo admitir que me embarga cierto orgullo al saber que una televisora pequeña, con escaso presupuesto y una difusión limitada, como es Once TV, haya sido capaz de producir una serie original que no le pide nada a “Cuéntame cómo pasó”, ni a las series producidas por HBO y mucho menos a ese bodrio producido por Televisa y Sony Televisión, que es “Los Simuladores”.
No queda más que hacer la invitación para ver XY, todos los miércoles a las 10:30 de la noche, o la repetición, los domingos a la misma hora. Saber que una parte de mis impuestos se invierten en esa producción me hace menos insoportable la partida de madre que nos aplicaron los diputados con la aprobación de la miscelánea fiscal 2010.