26 nov 2008
Si marx viviera...
24 nov 2008
Acerca del chovinismo literario
19 nov 2008
Carlos Fuentes y Paco Ignacio Taibo I
Taibo no fue un literato mamón, o en palabras de Andrés Henestrosa, "un literato apretado. El escritorcito que llega a apantallar es un mamón y además un imbécil".
12 nov 2008
Wislawa Szymborska
7 nov 2008
Obama
Fiel a mi costumbre de ser el aguafiestas que arruina la diversión con un comentario desafortunado, debo decir que aunque es loable el triunfo de un candidato de raza negra en la elección presidencial de la todavía mayor potencia económica y militar del mundo, no hay mucho que esperar en cuanto a cambios sustanciales se refiere.
En política las buenas intenciones y el carisma si bien son factores importantes, no son los determinantes en la toma decisiones, y las más de las veces ni siquiera son los más relevantes.
Lo que verdaderamente influye en los procesos decisorios es la solidez de los intereses de grupo surgidos y desarrollados alrededor de los centros de poder.
Y en este sentido, los intereses que giran alrededor del sistema político norteamericano, centrado totalmente en Washington, son de tal manera sólidos y magnéticos, que más temprano que tarde terminaran por atraer la buena voluntad y el carisma de Barack Obama, el Presidente Negro que tendrá que gobernar no como un blanco, aunque históricamente a los blancos les haya tocado reproducir el estilo de gobernar, sino como un jefe de Estado. Y no de cualquier Estado, sino del único que con todo y las críticas, las filias y las fobias que puede generar, es auténticamente democrático; dónde el cumplimiento cotidiano de la ley y de las costumbres (que son la fuente de los sistemas legales anglosajones) ha sido la base de su desarrollo económico y de su prosperidad social.
Por otra parte, el entorno económico en medio del que llega Obama a la Presidencia no es precisamente el más alentador; de hecho pareciera una maldición para los demócratas tener que asumir la Presidencia de los Estados Unidos sólo en las circunstancias difíciles.
William Clinton llegó a la Casa Blanca en un momento en el que la economía norteamericana había entrado en una fase de desaceleración como resultado de las crisis financieras de inicios de los noventa provocadas por las economías emergentes. Ahora Obama llega en un momento de crisis desatado por el propio sistema financiero norteamericano, que curiosamente no ha bautizado sus propias fluctuaciones con nombres tan de mal gusto como el “efecto dragón” o el “efecto tequila”; aunque no sería mala idea que las bautizaran como el “efecto la idiotez de wall street”.
De modo que esa crisis y la solidez de los intereses de los grandes consorcios financieros e industriales (particularmente aquellos relacionados con la guerra), son los dos factores que acotarán el margen de acción del Presidente Obama y las expectativas de millones de personas que confunden el color de piel con la benevolencia, y la opresión histórica experimentada por una raza, con la posibilidad de la transformación encabezada por uno de sus miembros.
La verdad es que eso no es más que una falacia. En la historia ha habido oprimidos y marginados que cuando han tenido la oportunidad de llegar al poder, han actuado tanto o más despóticamente que sus opresores.
Barack Obama puede ser todo lo bien intencionado que él mismo quiera, pero una vez que asuma el mando real de la Presidencia, necesitará mucho más que carisma y buenas intenciones para poder gobernar. Sobre todo siendo plenamente conciente de que, como todo Jefe de Estado que se precie de serlo, primero tiene que velar por los intereses de su propia sociedad, antes que por los del resto de la comunidad intencional.
Por lo demás, la arrogancia y el unilateralismo norteamericanos habrán de persistir y reproducirse porque son cualidades distintivas de la cultura de ése país, y están más allá de cualquier diferencia racial. Si no, pregúntele a Colin Powell o a Condolezza Rice.
5 nov 2008
Objetividad
Así que sólo queda asirse a la información que se genera y tratar de procesarla lo más rápido posible, estableciendo ciertos vínculos causales.
El hecho objetivo hasta ahora es que se desplomó un avión pequeño es una zona muy concurrida de la ciudad, causando graves daños materiales y la muerte de transeuntes, automovilistas y, sobre todo, funcionarios públicos federales de primer nivel.
De aquí debe partir la primera relación causal.
Juan Camilo Mouriño y José Luís Santiago Vasconcelos eran colaboradores del primer círculo del Presidente Calderón. Funcionarios dedicados generar y mantener las condiciones para la estabilidad política y social del país. La lectura política, por tanto, debe apuntar al vacío que ambos funcionarios han dejado, a la forma en el Presidente habrá de llenarlos, y al manejo de la información en torno al acontecimiento que produjo su muerte.
Más allá de esto todo es especulación.
Sin embargo, en política no todo, de hecho muy poco, es claro en su significado, dimensiones y contenido. De manera que lo que podría dar indicios de la magnitud y la verdad subyacente a la muerte de esos funcionarios, serán los nombramientos que haga el Presidente para cubrir ambos puestos.
Si a Gobernación llega un funcionario con un perfil más inclinado hacia el tema de la seguridad nacional, como, digamos, Jorge Tello Peón, la señal será muy clara: la muerte de Juan Camilo Mouriño fue el resultado exitoso de un atentado. Si, por el contrario, llega un hombre con un perfil más bien político, el mensaje será que desafortunamente se trató de un accidente.
Lo desafortunado y lamentable sería que aun tratándose de un acto perpetrado por la delicuencia organizada, el Estado mexicano se niegue a aceptarlo y pretenda tratar a sus ciudadanos como menores de edad.
Pero de momento, sea cual fuere la causa del accidente aereo, lo que hay que cuestionar es la capacidad de respuesta y el manejo de crisis de los órganos de inteligencia del país, que permitieron que se generara tal cantidad de desinformación durante los primeros minutos del percance, que hicieron que los familiares de quienes trabajamos por la zona, nos llamaran preocupados porque corrían versiones muy aterradoras.
Habrá que esperar, pues. Por lo pronto que cada quien siga maquinando su propia teoría de la conspiración.