26 may 2007

De un fraude y un sueño

La semana pasada leí una nota en la sección de cultura del diario que acostumbro, en la que se daba cuenta de que Random House pagará 2.5 millones de dólares a los lectores que se sintieron defraudados con la compra de A million Little Pieces. Un libro escrito por James Frey, en el que narra su propia lucha contra su adicción al alcohol y las drogas (Milenio, 19/V/07).

Y no es que los lectores se hayan sentido defraudados con la rehabilitación del escritor, sino más bien con el hecho de que parte de su relato en realidad fue un invento; y, como tal, dejó sin esperanzas de rehabilitarse a aquellos sujetos que, presos de las drogas, aun tenían capacidad para leer su libro y descubrir que Frey les engañaba como el señor que se monta la botarga de Barney en el programa de televisión, haciéndole creer a los niños que lo ven, que de verdad es una lagartijota homosexual.

Como sea, el punto es que un tribunal federal aprobó un acuerdo entre la editorial y los lectores defraudados, para que se les reembolse el importe pagado por el libro, en un acto de genuina justicia rawlsiana.

En este querido país de globos y bicicletas, estamos muy lejos de que nuestro sistema judicial funcione con la misma eficiencia y relativa imparcialidad que el sistema judicial gringou. Pero como soñar no cuesta nada, quiero presentar aquí la lista de libros por los que las diabólicas y asquerosamente capitalistas editoriales, malditos aparatos de dominación ideológica de la clase en el poder e instrumentos de su hegemonía (principalmente las españolas Anagrama, Paidós y Taurus, que son las más caras) tendrían que devolverme mi dinero.

Como no son muchos, no tendrían que desembolsar mucho. Ahí les va:

1. Todos los de Monsivais. Y no es nada personal, es simplemente que el señor es la botana de todas las cantinas: está por todas partes, hasta debajo de mis zapatos.

2. Satanás, de Mario Mendoza. Un remedo mal hecho y con acento colombiano, de los endemoniados de Dostoievski.

3. El recurso del método, de Alejo Carpentier. No le entendí ni madres.

4. El evangelio según Jesucristo, de Saramago. Un estilo horrible.

5. Todos los de la bastonera Poniatowska, a excepción de La noche de Tlatelolco.

6. Todos los de Carlos Fuentes, a excepción de La región más transparente.

7. El caballero de la armadura oxidada, de Robert Fisher. Es una mamada quesque de superación personal.

8. El Código Da Vinci, de Dan Brown. No es necesario decir por qué.

9. El perfume, de Süskind. Qué final tan estúpido para una historia bien narrada.

10. Todos los de Paulo Cohelo. Aunque confieso que sólo leí una parte de El Alquimista y después lo regalé, eso fue suficiente para saber que se trata de un escritor de aeropuerto.

11. México: lo que todo ciudadano quisiera (no) saber de su patria, de Denisse Dresser y Jorge Volpi. Es la versión hard core de “El asalto de los nerds vengadores”.

12. El lado activo del infinito, de Carlos Castaneda. Tiene un diseño de portada muy feo.

Pues ahí está, como se puede ver no son muchos textos. Aunque debo precisar que son sólo textos literarios. Si hubiera incluido todos los libros que he leído y que me han parecido soberanos compendios de pendejadas, la lista hubiera sido más larga.

Aclaro: no tengo nada en contra del establishment literario de México, es sólo que Monsivais et. al. son unos señores feudales que se han apropiado de los espacios editoriales para ellos y sus cuates. Además de que, honestamente, ya roban oxígeno.

Y a ustedes ¿por cuál(es) libro(s) les gustaría que les devolvieran su dinero?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Doctor, creo que es usted muy duro con Monsivais y los demás abuelos. Además de que ellos no tienen la culpa de que en lugar de haber ido con los de la SOGEM, usted haya preferido irse con Cohen.

Aunque yo también hubiera preferido a Cohen, que es más payaso y divo que nadie más, pero buen escritor.

Díficil la pregunta de los libros. Creo que todos los que me ha dado a leer usted serían los que incluiría en esa lista: Lispector, Jelinek, Chen, Coetzee.

Es que no invente, cuando leía esos libros era inevitable preguntarme: por qué me dio a leer esto?

Usted ya está más allá del bien y del mal, pero no todos estamos a su nivel.

Mauro

Anónimo dijo...

Jajajaja pues si, de hecho si tengo un libro que de verdad, nose porke diablos lo compre, me imagino que en ese momento andaba un tanto mal de mi cabecita, se llama, mmm, si te digo el nombre no te burlas?, se llama, "Las mujeres son de marte y los hombres son de Venus", ya estoy viendo tu cara de: "Por Dios MaryJoss, compraste eso?, siii, lastimeramente siiiii, y de verdad me arrepiento, pero te lo juro que lo tengo escondido en lo mas profundo de mi librero.
Ok, es un gusto leerte nuevamente.
Un beso, chao.
Mary Joss

Anónimo dijo...

hola Doc bueno termine ayer de leer en mil pedazos de james frey y es estremecedor y verdadero, en lo que se siente y trata de trasmitir, le creo en la forma de darle toda la intensidad de su relato!!!!

Anónimo dijo...

me encanto en mil pedazos!!!!