9 sept 2007

Consecuencias

Eso de incorporarse con tres semanas de retraso a la Facultad ha tenido sus consencuencias. Y hasta ahora no todas son buenas.

Para empezar resulta que cambiaron a los achichincles de la coordinación de ciencia política, que es en la estoy adscrito como profesor de asignatura.

Cuando estaba la maestra Roqueñil en la secretaría académica, bastaba con deslizarle una discreta sonrisa para que aprobáse sin mayores tramites mi programa de trabajo. Ahora que la cambiaron por otro profesor que en mi vida había visto, tuve que batallar para que aceptará mi programa y para que me asignara un pinche saloncito que está ¡en el tercer piso!

La semana pasada que estuve llegando con retraso a las clases, casi caigo muerto en los escalones a causa de una insuficiencia respitoria, provocada por tanto méndigo escalón que tengo que subir.

Defintivamente no es justo, porque a otra profesora que tiene como 70 y todos los años, le dieron un salón grande en el primer piso del edificio A, a ras de la explanada. Digo que no es justo porque ella ya vivió, y por tanto tiene todo el derecho -diría incluso hasta la obligación- de morirse de un infarto, tratando de subir las escaleras hasta el tercer piso. En cambio yo aun estoy joven, tengo mucho que dar. Soy una promesa intelectual, algo así como el arca de noe (es decir, la salvación de todos los animales) del análisis político en este país de elviras arellanos y saulitos.

Pero si lo del salón y la tramitología académico-burocrática ha sido un auténtico dolor de cabeza, el intento de sedición de mis alumnos ha sido motivo de aguda preocupación y agandalle tiránico de parte mía.

Esto porque el martes que llegué al salón (tarde, como ya lo mencioné), una alumna me preguntó con aire desdeñoso:

-¿tú vas a ser el profesor de filosofía política?- a lo que me vi obligado a responder:

-sí, yo soy su profesor; de usted y de todos los demás. Así que mucho le agradecería que en esos términos se dirija a mi; no como teacher, ni profe. Como p r o f e s o r, porque aunque no soy de tiempo completo, dedico mis buenas horas a preparar mis clases-.

Y para que no quedáse duda y aprendieran a respetar, les pedí La condición humana en inglés para la clase del próximo martes.

Es seguro que nadie lo llevará leído, pero el sólo hecho de que hayan tenido que buscar el texto y sacarle fotocopias, satisface mis muy dictatoriales deseos de venganza por pretender, sin exito, sacarme la vuelta.

Todavía no sé si son un buen grupo o no. Eso lo dirá el tiempo y su interés en las clases; por lo mientras, que sufran un poco.

Además de lo anterior, también he tenido que cumplir con las obligadas reuniones de café con mis amigos, para ponerme al corriente de los chismes locales y corroborar que nuestras vidas continuan siendo miserables.

Por eso es que no había tenido tiempo para escribir por acá.

Hoy por ejemplo, fui al rancho con la doctora corazón (hay que aprovechar los escasos días que ella tiene libres). Y eso porque se canceló su examen para la especialidad, al parecer porque se descubrió una red de corrupción (raro en este país) relacionada con la venta del examen entre diversos aspirantes.

Espero poder regresar completamente a la normalidad conforme transcurran los días. Aunque dudo mucho que eso sea posible, pues definitivamente no es normal padecer inundaciones de 90 cms, en los pasos a desnivel de algunas avenidas por causa de la lluvia, ni granizadas que dejan en las calles un prematuro paisaje navideño.

En fin, como dirían los romanos: eppure sum; sin embargo, existo.

Un saludo


P.S Gracias a todos los dos que me leen. Un gusto estar de regreso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Corrección, somos más de dos las personas que te leemos, así que no excluyas a tus lectores que con tanto agrado visitamos tu blogger. Un beso

Anónimo dijo...

Hola que tal! aunque no habia podido a entrar a leer tu blog. Aqui estoy y me da mucho gusto saber que regresaste con bien. Muchos saludos! y cuidate, ok?.