9 oct 2009

Match.com: encuentra el amor

Todos los días, antes de cerrar mi sesión en la computadora de la oficina reviso mi correo electrónico personal y de paso echo un vistazo al messenger para ver quién está conectado.

Ayer por la tarde cuando abrí el messenger salió una ventanita emergente que invitaba a comparar el tamaño de los dedos de las manos para saber cuál era el tipo de personalidad correspondiente. Ignoro si tal ejercicio tiene un fundamento metodológico, y si de casualidad llégase a leerme aquì un psicólogo mucho le agradecería que me ayudase a aclarar el punto; pero haiga sido como haiga sido, el punto es que decidí perder el tiempo observado el tamaño de los dedos índice, medio y anular de mi mano derecha, para compararlos con los esquemas que aparecían en la pantalla, para más señas, en una página de MSN que se llama “amor y amistad” o una cosa similar.

Una vez que hube comparado mis manos y seleccionado el esquema más parecido en el monitor, se abrió otra página en la que había que resolver un test de personalidad. Para no hacer la historia larga diré que el resultado del mentado test respecto a mi personalidad decía que tengo un liderazgo tradicional y que soy una especie de Juan Camaney que masca chicle, baila tango y tiene viejas de a montón, turu rú, pero en versión intelectual y medio mamonesca.

Instantes después aparecieron las fotos de unas chicas que dizque eran compatibles con mi personalidad y cuando caí en la cuenta, ya estaba yo completando un perfil para un portal llamado “match” o algo similar.

Pero lo importante no es la página en sí, ni sus características, por lo demás demasiado parecidas a las de las redes sociales como Facebook o Hi5, donde hay que poner fotos, una breve descripción personal y demás payasadas. No. Lo importante es el perfil mismo de las personas que concurren a ése tipo de herramientas tecnológicas para relacionarse socialmente.

Sé que lo que voy a escribir ya ha sido escrito con antelación y con mucho mayor claridad y fluidez por sociólogos y psicólogos con doctorados y cuando menos un par de artículos publicados en antologías y revistas académicas totalmente desconocidas. Pero es interesante observar cómo personas con un promedio de edad que va de los 30 a los 50 años emplean ésa red social para tratar de encontrar a otras personas con las que puedan entablar una relación afectiva.

Por supuesto que esa situación no es nueva, y que más bien es la versión electrónica de los anuncios de las “almas solitarias” que alguna vez figuraron en las secciones de avisos de ocasión de periódicos y revistas impresas.

Sin embargo, lo que me causa curiosidad y hasta un poco de asombro es esa especie de ingenuidad o hipocresía, banalidad o estupidez, subyacente en el hecho de creer que en un medio totalmente impersonal y por tanto potencialmente propenso a la suplantación de la realidad por la fantasía, como lo es Internet, las personas podrán encontrar a otras personas con las características que exigen: buena apariencia, buenos sentimientos, buena posición laboral y por tanto económica, entre otras más.

Lo que me cuesta trabajo entender es la reticencia a buscar todo eso en el mundo real, afuera de su casa, oficina o del café internet desde el que día con día revisan esperanzadamente sus buzones de correo electrónico, para ver quiénes han observado sus respectivos perfiles y han decidido dejarles algún comentario.

El amor, cualquier cosa que eso signifique y suponiendo sin conceder que pueda existir realmente, no viaja a través de los 0 y 1 de las fotografías digitales, ni en los emoticons que adornan las descripciones personales, ni en tampoco se encuentra en la estupenda sintaxis que estructura una frase efectista escrita en un blog.

Cierto, se trata de un acontecimiento contingente, esto es, algo que sucede cuando nadie espera que suceda. Pero sus posibilidades de devenir una experiencia concreta se potencializan en la realidad inmediata, y quizá el “amor de la vida” de la chica cuya descripción leí y me provocó un ataque de risa seguido de cierta conmiseración debido a la inocencia escondida en sus pretendidos aires de madurez y cosmopolitismo (preocupantes si se consideran los 33 años que afirmaba tener), es su vecino de estacionamiento en el lugar donde trabaja, o el gordo, calvo y malvestido que siempre la saluda gentilmente en el elevador; pero muy probablemente no lo percibe porque existe todo un entorno que paulatinamente, desde su infancia, le interiorizó tal cantidad de estereotipos que la han predispuesto a observar sólo un determinado patrón de prospecto y de relación.

Es como en ésa peli gringa con Jack Black y Cameroon Díaz, en la que el ideal de mujer de él es una chica rubia, delgada y superficial, pero que por obra de un psicoterapeuta aprende a descubrir que lo que realmente importa de las personas no es la apariencia física, sino la esencia espiritual, por decirle de algún modo a esos aspectos de la personalidad que vuelven a alguien interesante, aburrido o detestable, y entonces cae en la cuenta de que está enamorado de una mujer excesivamente gorda pero noble y comprensiva.

Esto es lo que subyace en el imperio de la imagen que representan las redes sociales: la apariencia, el intento permanente de cubrir un patrón diseñado por la sociedad ya sea para autocomplacerse por su pretendido refinamiento en gustos, o bien para contrastarse con lo que no tiene pero que le gustaría tener. Como cuando una familia snob de un barrio popular tilda a la familia vecina de “corriente” siendo que en realidad ambas se ubican exactamente en la misma escala sociocultural.

En match.com se pretende encontrar el amor de los cuentos de hadas, las telenovelas y las historias de Corín Tellado y Bárbara Cartland. Los hombres pretenden encontrar a la mujer bonita pero tonta que puedan presumir como un bonito llavero, aunque escondan esa pretensión real en descripciones personales que apelan a la sensibilidad y la bondad; y las mujeres pretenden encontrar al príncipe azul de los cuentos de los hermanos Grimm. Pero ni unos, ni otros reparan en el hecho de que sus posibilidades de ser felices, cualquier cosa que entiendan por ello, no están en la contemplación de fotografías retocadas, ni en la lectura de descripciones personales falsas, sino en la cotidianeidad de su vida diaria, con el Shrek o la Fiona con la que se cruzan todos los días excluyéndolos del horizonte de su mirada mediante la indiferencia.

Si algo nos han enseñado los maestros de la meditación y la reflexión, es que no debemos buscar afuera y lejos lo que tenemos que descubrir adentro y cerca.

Sin embargo a los mercadólogos, a los publicistas, a los anunciantes y patrocinadores de redes como match.com, de programas como “12 corazones” o telenovelas como las de Fernando Gaitán (de las que algún día escribiré porque son muy interesantes en su construcción dramática y trasfondo social) no les conviene que las amplias masas descubran que son objeto de la manipulación sentimental y de la introyección de patrones de comportamiento afectivo y formas de interacción social, porque entonces sus respectivos negocios se acabarían.

Creo que a Marx ya no le alcanzó el tiempo para decirlo, pero en mis afanes megalómanos lo diré yo: el amor es un producto de consumo confeccionado por el capitalismo, que ha construido sobre él toda una industria en permanente innovación: ayer fueron los anuncios de las almas solitarias, hoy son sitios como match.com, y siempre han sido las canciones románticas.

El amor así entendido no es más que un ordinario producto burgués.




P.S. Me fumé demasiado, ¿verdad? Ya en otra ocasión escribiré de esa especie de contracultura del amor representada por el costumbrismo, en el que el pueblo llano, las clases bajas y los excluidos, expresan con total inocencia sus auténticos sentimientos.

8 comentarios:

LicCARPILAGO dijo...

Haciendo a un lado los propósitos publicitarios y mercadológicos específicos, en esta ocasión mi estimado Vic te siento muy tradicionalista con cierta pesadumbre a la evolución de un tema polémico, inidividual y problemático como lo es el amor.

El amor ha evolucionado en su forma de sentirse y expresarse al parejo que la vertiginosa evolución tecnológica.

El amor actualmente le ha dado gran sentido a la frase de "amor platónico" al generarle emociones y sentimientos reales a Avatars, emoticones y contracciones lingûísticas absurdas como el TQM.

Ideas y pensamientos vagamente expresados por un usuario puden ser capaces de generar sensaciones y sentimientos a otro usuario con una convención de lenguaje en algun otro lugar del planeta. Es una situación de flirteo virtual con enamoramiento real. Ahora bien, el mismo escenario pero planteado con ideas y sentimientos descritos y detallados finamente por ambas partes de la pantalla de un mismo chat, red social, o lo que sea, hará fluir mas fácilmente las sensaciones del enamoramiento. La esencia del amor purificado por el frío filtro del internet hace que Platón pueda dejar de revolcarse en tumba.

Y todo es independientemente de la imagen que pudiera verse de los susodichos o de sus identidacdes de ocasión e incluso de las mentiras o realidades que sean expresados por ellos.

Y por cierto la actriz es Gwyneth Paltrow y la peli del 2001 se llamó Shallow Hal que ciertamente muestra uno de los aspectos a los que me refiero, la "esencia espiritual" que has mencionado.

Ahora bien, la interacción física dependerá en mayor medida sobre las verdaderas intenciones de los ciber-protagonistas pudiendo ser virtuales/ficticias o virtuales/reales; con abundancia de resultados desastrozos como decepciones, desengaños y demás...pero también con bellas historias que trascienden fronteras, llegan al altar y mas allá.... y de las que tu también seguramente habrás de conocer algunas.

y coincido en el absurdo abuso consumistoide que se hace del amor.

@noeslamisma dijo...

Pero si el amor es la cosa más importante que tenemos en ésta vida...NOT!

Saludos.

Malinata dijo...

Dando respuesta a tu pregunta respecto al perfil de los dedos de la mano, si existe un estudio respecto a las características de acuerdo al tamaño de cada dedo, en particular, se dice que si el dedo anular es mayor que el índice, las características son cargadamente femenitas, y si es a la inversa, son masculinas. Pero esto es morfológico, no psicológico y además, no quiere decir que una mujer con anular grande sea lesbiana o masculina, sino que puede ser más arriesgada que una muy femenita y también aplica en los hombres.
Por otro lado, esto de las redes sociales es, opinión personal, muy parecido a la vida real, con la ventaja de que no te expones a la participación cara a cara y sobre todo, al desengaño inmediato, sino que llevas el encuentro a un periodo más largo y el amor "sublime", dura más, por eso han tenido tanta aceptación entre los corazones solitarios, porque se crea el castillo y tarda más en derrumbarse pero lo más curioso, porque los encuentros en persona se aplazan tanto que cuando conoces al otro, el conocimiento del "interior" que mencionas, ya está más que sabido.
En fin, hablar del amor, de las redes sociales, de por qué ahí si y en persona no, es hablar de complejos y modas, incluso de consumismo puro en donde las mujeres para cubrir el estandar llegan hasta el bisturí y los hombres se matan por tener poder adquisitivo para alcanzar ambos las metas de lo que marca "la moda" en cuestión de pareja y a la hora de la convivencia, los divorcios están a la orden del día, los desencuentros se siguen dando y nada ha cambiado.
Ya por último, creo que también las redes tienen su lado bueno y amable.
¿Recuérdas aquél grupo del Net que decidimos darnos de baja por la censura que le aplicaron al profesor Arathos?
Bueno, por un lado, ese grupo que se consolidó con el apoyo incondicional, sigue y seguimos reuniéndonos cuando podemos en charlas bohemias que nos llevan toda la noche y en las que las letras son el centro de la plática, y ese grupo se hizo gracias al Netlog.
Por otro lado, nuestro querido amigo, maestro y excelente escritor Arathos (Ruy Alfonso Franco), se nos ha adelantado en el camino de la vida y gracias a estas redes sociales, todos nos enteramos de la noticia el mismo día del fallecimiento y hemos estado solidarios con la familia, amigos y alumnos del profe desde el domingo, así es que ahí dejo la pregunta.
¿Son tan innecesarias las redes? O es como todo, yo puedo decidir ver en el mundo real Televisa, TvAzteca o Canal 11, 22, 28 o 34? Así podrían ser también las redes, cada quién decide qué perfil leer, acceder o abrir e incluso contactar.

Un saludo mijito, del amor ya luego hablamos porque como bien dices, tiene tela para mucho rato.

VITOCHAS dijo...

Me gusta cuando se generan opiniones a partir de las ideas que se me ocurre plasmar por escrito en este espacio, las más de las veces en el estilo mordaz y medio provocador que se me da de forma natural.

La utilidad de las redes sociales y la evolución del amor son dos temas interesantes por si mismos debido a que pueden ser analizados desde diferentes perspectivas. No obstante, el factor común en ambos es la argumentación favorable.

Cierto, en muchos aspectos hay que aceptar la utilidad de las redes sociales y el cambio en las formas de interacción afectiva entre las personas. Sin embargo, estar siempre ha favor es abonar a la autocomplacencia, de ahí que sea necesario y hasta divertido tratar de analizar el lado B de ambas situaciones, apuntar hacia donde casi no se apunta y tratar de generar reacciones que puedan alimentar la construcción de una perspectiva distinta que incluya tanto los argumentos favorables como los que no lo son.

En el caso de la relación entre amor y tecnología efectivamente soy muy tradicional, porque la finalidad tanto de uno como de otra son completamente distintas; el amor es un cúmulo de sentimientos medio confusos pero disfrutables y constantes a lo largo del tiempo, trascienden a las generaciones pero no así a la especie.

La tecnología es una herramienta que a diferencia del amor evoluciona con mucho mayor rapidez y sirve como coadyuvante para cambiar la estructura mental de los individuos y cultural de las colectividades, pero no a tal punto de poder suplantar pensamentos y perspectivass con fuerte arraigo, como la creencia de que el amor conduce a la verdad en tanto realización plena de quienes lo sienten.

La tecnología en tanto herramienta no tiene ésa capacidad; nos puede ayudar a formular conjeturas cada vez más acabadas y complejas acerca de la verdad, pero nunca servirá para descubrirla.

En el caso de las redes sociales, la tecnología sirve para conocer perspectivas diversas respecto a igualmente diversos ámbitos de la realidad, pero no para penetrar más allá de lo que los limites físicos de los monitores y las teclas permiten, respecto a la auténtica forma de ser las demás personas.

En fin, que ya comencé a debrayar y en realidad quería sólo agradecer a mi amigo Juan y a mi ma por sus comentarios. Por supuesto también a Freddy, que comienza a frecuentar este espacio de fruslerías, gracias por hacerlo.

Un saludo para los tres.

Víctor

VITOCHAS dijo...

Se me fue una h en "ha favor", una disculpa sentida; aunque la h sea muda, eso no nos da derecho a violarla a discreción.

LicCARPILAGO dijo...

nada que agradecer Vic.

checa esta sutileza que queda ad hoc para esta mini tertulia virtual.

MAEL dijo...

Cuando se es víctima de tan espantoso fenomeno es mejor callar!

También me dió curiosidad el test, lo respondí y resulte ser la mujer ídeal ( al menos en lo qu a mis espectativas respecta (lástima que no soy hombre porque correría sin duda tras de mi!!)). Sin embargo debo decir que mi esposo no piensa lo mismo... deducción... siempre hay margen de error... cuide bien detras de que perfil corre!!! lol

Ciertamente debemos fomentar una cultura de respeto en las redes sociales, dado que el amor tiene sus complicaciones en la vida real éstas se acrecentan en modo virtual.

Cada quien sus preferencias, cada cual sus valores y todos con sus temores. El ser humano es un apasionado de las aventuras y las emociones y esto de las redes, mercadotecnia ó no es divertidisimo...

si se puede... solo ten cuidado!

usagui_dark dijo...

Jajajajajaajajajaja, esto sí que no lo había checado, tienes razón cervell d´or en que nuestras opiniones son muy diversas, pero sabes lo que en realidad me sorprende más, no puedo imaginarte respondiendo a un test de este tipo y menos en match.com, es cierto lo que dices de las redes sociales en mucho, pero match es demasiado para mi, hayyy me das miedo. Por otro lado yo le debo a una red social conocerte aunque no este de acuerdo contigo en muchas cosas, debo de decir que definitivamente en match nunca te hubiera conocido, porque sí hay algo que me parece un verdadero asco son esas páginas, de net no puedes negar que te encantaba joder a las personas, porq de que eres jodedor lo eres, quizá por eso me caes bien, aunque aveces tenga ganas de golpearte, en fin, hasta pronto y bsos.