31 ene 2008

Sobrevivir a Cioran

He sobrevivido a Cioran.

Ciertamente no fue fácil. Pero el método que empleé (que rara se ve la conjugación en pretérito perfecto simple de esta oración) para superarlo resultó muy efectivo; aunque no estuvo exento de algunos contratiempos.

Es que eso de leer a Cioran y no morir en el intento, es para los aficionados a la filosofía, lo que saltar en bungee para los extreme sports players.

Cioran es todo oscuridad, repulsión y sordidez; pero principalmente magnetismo. De manera que aproximarse a sus textos comporta el riesgo de ser inevitablemente arrastrado por ellos al abismo de la nada, donde el espíritu de aquel rumano apartida -como a si mismo se calificó- nadea. Sí, nadea. Cualquier cosa que eso signifique (según Heidegger).

Así que contra ese riesgo el mejor remedio es sumergirse en lo mundano, hacer todo aquello que al autor del Breviario de Podredumbre le provocaría nauseas. Y es precisamente eso lo que he hecho durante toda esta semana.

Para empezar dejé mi cochi en casa y viajé en transporte público; pues qué mejor forma de empaparse de lo mundano, que subirse a un “pesero”, soportar el mal carácter del sociópata conductor, los gritos histéricos del locutor de la estación radiofónica que sintoniza, y los variados olores y texturas del resto de los pasajeros.

Después decidí poner atención al programa de televisión que siempre pasan a la hora de la comida en algún canal de Televisa, cuyo nombre es –el del programa- 12 Corazones y es el favorito de la chica que me atiende en el lugar donde habitualmente como. La verdad debo confesar que fue un martirio aguantar la transmisión de ese programa, pero con tal de contrarestar la influencia maligna de Cioran, lo padecí estoicamente. Aunque ahora que lo pienso, si Cioran hubiese venido a México, o hubiese visto las producciones televisivas de este país, seguramente se hubiese dado un tiro en la cabeza.

12 Corazones es una especie de programa de citas, al cual asisten personajes emblemáticos del grado de enajenación mediática y angustia afectiva que aqueja a nuestras sociedades. Chicas chabochas ataviadas con minifaldas y amplios escotes, son exhibidas como mercancías ante los hambrientos ojos de los concursantes varones, que cuando logran hilar dos frases coherentes consecutivas, hacen que por un momento perdonemos los errores del sistema educativo.

En fin, que para no desviarme de la descripción del método, diré que lo siguiente que hice fue leer un poco acerca de la biografía de aquel filósofo rumano, amigo de Ionescu y Mircea Eliade. Es que de repente me causó cierta suspicacia el hecho de que tanta repulsión hacia el mundo se haya prolongado tanto tiempo, pues Cioran murió a los 84 años. Pero luego descubrí que a inicios de los años noventa, le fue diagnosticado Alzheimer, que ya antes había tenido desavenencias con Simona Boué, su pareja sentimental, y que odiaba a su papá por el simple hecho de ser religioso.

E.M Cioran, Mircea Eliade y Eugene Ionescu


Con estos datos y con el indefectible ánimo de mantener la alegría y el gusto por la vida, decidí confrontar al gran maestro y leerlo desde una perspectiva ya no tan reverencial, y sí más crítica.

No obstante, Cioran siempre será Cioran. El gran maestro en e difícil arte de soportar la existencia, pensar la muerte –y llegar incluso a anhelarla- y seguir de pie, existiendo.



P.S Gracias a Mael, Elisa, Betthy y Luis por leerme. Es cierto, la dinámica de los blogs consiste en leer, comentar, ser leído y comentado. Sin embargo, cuando me desbordan las ganas de iniciar un blogtour de lectura, la fatalidad intepone en mi camino malos espacios con textos igualmente malos, y entonces desisto. Pero prometo, como propósito del año nuevo chino, buscar más blogs, leerlos, comentarlos y hacerle publicidad a esta pocilga virtual.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Doctor, tenía mucho tiempo que no venía a leerlo. Ya sabe, falta de tiempo.

Yo sólo recuerdo cuando me prestó el breviario y la tentanción de existir. Cuando los leía me preguntaba por qué me los había dado a leer. Si usted tiene secretas inclinaciones suicidas pues es muy su problema, pero no quiera llevarnos a los demás con usted. Ni que fuera líder de una secta religiosa, como David Coresh, lo recuerda.

En fin Doctor, nos veremos en la Facultad el próximo martes. Ojalá que nos toquen buenos grupos.

Cuídese
Mauro

MAEL dijo...

Solo puedo decir:
completamente de acuerdo con su amigo, por cierto, hace días mientras tomaba el sol, (no se porque he de haber estado en el limbo de la vacuidad ) llego su amigo a mi recuerdo, lo gracioso del asunto es que no llego solo sino acompañado de una ídea algo psicotica: "a mi se me hace que ese tal M.S. ni existe, ha de ser el amigo imaginario del vitochas que se invento para no sentirse tan solo"...jajajajaja
¿como ve? así que por que preocuparse de leer a Cioran sí hay tanta nimiedad para perder la razón y el deseo de vivir.
No se usted, pero yo cuando llego a ver esos programitas me pregunto:
"¿porqué me empeño en ganar el pan de cada día inteligente y honestamente?"
tambien me digo: "Gracias a Dios que me dió el privilegio de portar Neuronas en mi cabeza".
No tiene nada que agradecer, aunque le confieso que vengo a leerlo por puro amor al arte, ya se que usted es tan importante que lo que pueda encontrar para alimentar sus Neuronas por este canal cibernetico es poco para su sed de conocimiento.

LicCARPILAGO dijo...

por fin.

he padecido de una enfermedad provocada por la blogosfera que me mata las neuronas...hasta hoy donde por fin he encontrado esa materia, esa sustancia que le da consistencia a la lectura y por consecuencia a la mente

el oasis en el desierto; Bloggs como este le dan sentido a esa navegacion, como naufrago, a lo largo y ancho de la red.

ALBERTO dijo...

Saludos a todos!. Solo quiero dar mi opinión sobre este fantástico filósofo Rumano que tuvo el nombre en vida de Emile Cioran, para mí es formidable su estilo, aunque uno tiene que reconcoer que npo es para cualquiera. Cioran es un filosofo para unos cuantos que pueden degustar sus frases sin peligro alguno, para los augustos del pensamiento, los verdaderos buscadores insaciables de nuevas sensaciones.