Me da gusto corroborar que a pesar de mis intermitencias, este blog y mi estilo no son tan anónimos como lo había pensado. Y es que ahora que veía el inventario de estupideces caí en la cuenta de que campenchanamente ya han pasado cuatro años desde que en los primeros días de enero de 2007 decidí lanzarlo a la red, y precisamente como red ha funcionado.
Sin necesidad de meterme en la dinámica la lectura-comentario he ido ganando uno que otro fan y me he metido en una que otra polémica; de igual manera, una que otra vez he salido medio raspado y también con la satisfacción de saber que no soy tan güey en muchos temas y que me puedo poner a los madrazos (intelectuales, claro está) con gente que cotiza alto.
Quizá este blog nunca vea números estratosféricos de comentarios en los posts pero se ha mantenido constante, unas veces relatando mis vicisitudes e inconformidades cotidianas, y otras más elucubrando sobre teorías y temas bastante fumados; unas veces en un estilo literario –que debo reconocer que no se me da muy bien- y otras como mera narrativa.
Lo que más me llena de satisfacción en todo este tiempo, es que los pocos lectores frecuentes que ha conocido este espacio son personas inteligentes (y no sólo porque me lean, lo cual sería un indicador más que suficiente de su inteligencia), tolerantes y dispuestas a intercambiar sus puntos de vista más allá de los simples elogios o comentarios desorientados que nada tienen que ver con el tema de los textos.
Por otra parte, eso del timing nunca se me ha dado, por eso es que antes de llegar tarde a la polémica me doy a la tarea de generarla, como en esta ocasión, que sin querer me topé con los presuntos publicistas de una revista con tendencias freaks.
En caso de que regresen nuevamente a este lugar: señores no obstante que me echaron bolita, ha sido para mí un gusto darme unos entres con ustedes compartiéndoles mi opinión acerca del transfondo del titulo de su proyecto editorial y hasta me atrevería a decir que de su contenido.
En un sistema de interacción social como en el que vivimos, por imperfecto y falible que pueda ser, la ventaja es que ustedes pueden sentir el máximo desinterés por lo que sucede a su alrededor y refugiarse en sus gags y cliches valemadristas con plena libertad. Si creen que eso contribuye a definir su identidad, a emanciparlos o manifestar su plena singularidad en el mundo, pues allá ustedes, están en su derecho.
Por lo demás, siéntanse en la confianza de venir cuando gusten.
Y a mis fans, gracias por sus comentarios solidarios, eso me confirma en la idea de que los raros no somos nosotros, sino todos los demás.
Un saludo
Sin necesidad de meterme en la dinámica la lectura-comentario he ido ganando uno que otro fan y me he metido en una que otra polémica; de igual manera, una que otra vez he salido medio raspado y también con la satisfacción de saber que no soy tan güey en muchos temas y que me puedo poner a los madrazos (intelectuales, claro está) con gente que cotiza alto.
Quizá este blog nunca vea números estratosféricos de comentarios en los posts pero se ha mantenido constante, unas veces relatando mis vicisitudes e inconformidades cotidianas, y otras más elucubrando sobre teorías y temas bastante fumados; unas veces en un estilo literario –que debo reconocer que no se me da muy bien- y otras como mera narrativa.
Lo que más me llena de satisfacción en todo este tiempo, es que los pocos lectores frecuentes que ha conocido este espacio son personas inteligentes (y no sólo porque me lean, lo cual sería un indicador más que suficiente de su inteligencia), tolerantes y dispuestas a intercambiar sus puntos de vista más allá de los simples elogios o comentarios desorientados que nada tienen que ver con el tema de los textos.
Por otra parte, eso del timing nunca se me ha dado, por eso es que antes de llegar tarde a la polémica me doy a la tarea de generarla, como en esta ocasión, que sin querer me topé con los presuntos publicistas de una revista con tendencias freaks.
En caso de que regresen nuevamente a este lugar: señores no obstante que me echaron bolita, ha sido para mí un gusto darme unos entres con ustedes compartiéndoles mi opinión acerca del transfondo del titulo de su proyecto editorial y hasta me atrevería a decir que de su contenido.
En un sistema de interacción social como en el que vivimos, por imperfecto y falible que pueda ser, la ventaja es que ustedes pueden sentir el máximo desinterés por lo que sucede a su alrededor y refugiarse en sus gags y cliches valemadristas con plena libertad. Si creen que eso contribuye a definir su identidad, a emanciparlos o manifestar su plena singularidad en el mundo, pues allá ustedes, están en su derecho.
Por lo demás, siéntanse en la confianza de venir cuando gusten.
Y a mis fans, gracias por sus comentarios solidarios, eso me confirma en la idea de que los raros no somos nosotros, sino todos los demás.
Un saludo
3 comentarios:
Tiene usted razón, a pesar de su rechazo a la dinamica lectura-comentario hay quienes han quedado atrapados en el intrigante enredo de sus divagaciones intelectuales, ¿será la retroalimentación que se da a la hora de leer, divagar y reir de sus sin sentidos? ¿será que sus divagaciones contaminan? no lo sé, pero de vez en cuando me gusta hechar un vistazo a su guarida cibernetica y reir un poco con su manera tan diplomatica y a la vez maliciosa y altanera de deslizarse en la red... bravo! que el tiempo se multiplique y los fans aumenten y ya que lo menciona, eso que uno ya es inteligente solo por el hecho de leerlo no es tan herrado aunque lo diga en broma... al menos uno constata que sabe hacer buen uso del diccionario... jajaja
Y por supuesto que no somos raros... yo más bien diría exclusivos, para ser disfrutados por pocos y aunque deseados repudiados por muchos... jajaja
algo así como el Oscar de la Renta que uno no se puede comprar y luego critica malsanamente...
Ni hablar la exclusividad tiene sus contras.
Saluditos azucarados...
fan?
que palabra tan lumpen para describirnos.
Saludos populacheros.
Abre un "clud" de "fans" y me postulo como "jefa" del mismo...
Saludos
Paola
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