2 mar 2008

Tan simple como el amor

Existen ciertos momentos o sucesos en la vida, que nos impulsan a formularnos preguntas tontas, no tanto por el objeto de la cuestión, sino por el hecho probable de que nunca sabremos las respuestas.

En cierta ocasión que escuchaba a un filósofo respetado y respetable, defender fervorosamente a Hugo Chávez, me preguntaba por qué un hombre de luces, poseedor de una amplísima cultura, defendía a un personaje de talante autoritario como el Presidente de Venezuela.

Aunque formulé muchas conjeturas al respecto, es casi seguro que a reserva de hablar con aquél filósofo, nunca sabré cuál de todas ellas era la correcta explicación a sus simpatías tiranozáicas.

Tiempo después, caminando por el centro comercial, me llamó la atención una mujer muy hermosa que estaba sentada en una banca, frente a la taquilla del cine, esperando la llegada de alguien más. Al poco tiempo, un tipo que nada más verlo bastaba para comprobar el grado de saña que Dios podía emplear cuando creaba las cosas de mala gana, se sentó junto a ella y ¡la besó!

En ese momento me pregunté cómo era posible que una mujer tan guapa como aquella, pudiera estar con un ¿hombre? tan feo y pedestre como aquél que la había besado. Y no, no se trataba de una pregunta suscitada por la envidia, sino por la auténtica curiosidad.

Es claro que a menos de haber tenido el valor de acercarme y preguntárselo directamente a ella, nunca sabré la respuesta correcta. Aunque igualmente formulé algunas tentativas de explicación.

Pues bien, estas cavilaciones vienen a cuento porque en este preciso momento otra pregunta tonta ronda por mi mente.

Resulta que como regalo de cumpleaños, Carolina Dosetti, mi súper amigocha sinaloense que conocí en Nashville, me envió por paquetería un libro y disco. El libro está poca abuela. Simplemente genial. Se trata de Libros. Todo lo que hay que leer, escrito por la filóloga alemana Cristiane Zschirt. La dedicatoria, aunque personal, la comparto porque guarda una estrecha relación con el contenido del libro: “Por si pensabas que lo habías leído todo. Con gran admiración y cariño para el Paul Leautaud de la Ciudad de México: mi amigo Vic. C.D”.

Todo bien hasta aquí.

El problema, o más bien el cuestionamiento, surgió cuando puse el disco en el reproductor y comenzó a tocar. Se trata de “Tan simple como el amor”, de un grupo español de ¿pop? ¿funk? ¿comedy? llamado “La casa azul”.

Al escucharlo me fue irresistible preguntarme por qué Carolina me regaló ese disco. Ella, que es filósofa, con estudios de posgrado en España y suspirante al doctorado en alguna universidad italiana.

Es que ese disco yo esperaría que lo escuchara mi sobrina de 16 años, o hasta mis alumnas de segundo semestre, pero no Carolina, que tiempo atrás me había regalado una copia de “Rock & roll circus” de la Orquesta Mondragón y “En vivo desde el Club del Vino” de Jorge Drexler.

¿Por qué una filósofa, que debería escuchar a Leonardo Cohen, Atahualpa Yupanqui y Mercedes Sosa, escucha esa música tan… tan… ligera?

Cierto, aunque un par de años mayor que yo, Carolina es joven. Pero no tanto como para escuchar “Superguay”, o “Vamos a volar”, que son algunas de las canciones que trae ese disco.

En fin, que ese es otro cuestionamiento que quedará sin respuesta. Ni modo que le llame a la Caro para decirle ¿por qué chingados me regalaste ese disco tan fresa (o “guay”, pa’ usar la expresión ibérica)?

Como que no va ¿verdad?

Además, supongo que debo ver el valor afectivo, más que el musical.


P.S El fin de semana estuvo intenso. Sin ánimo de exagerar, creo que desde mis tiempos de estudiante de licenciatura no me había echado al vicio y la perdición durante tres días seguidos, con el pretexto de festejar algo.

Cuánta razón tienen los expertos: el mejor remedio para la resaca es continuar borracho. El viernes y el sábado apliqué ese remedio y apenas ahora comienzo a experimentar un horrible dolor de cabeza. Y pensar que todavía me falta padecer tres horas de viaje por carretera… ¡Dios!

P.S 2 O sea, jelou! O he perdido el estilo, o mi ironía fue demasiado fina. Pero en el post anterior quedé como un niño pijo para algunos de mis respetables lectores.

Take it easy people, que sigo siendo igual de infumable que siempre.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Te imaginas que sería de tu vida si fueras un simple y común mortal?
Peor aún, ¿que sería de quienes te leemos?
¡Quedaríamos huérfanos de lucidez intelectual!
No se si tu amiga Carolina visite tu blog, pero quizá leyó el post anterior y pensó que con lo influenciable que eres a últimas fechas, lo mismo te dará escuchar a la Casa Azul que a Shakira (porque supongo que eres fan de Shakira ¿verdad?)¡JA, JA!

Anónimo dijo...

Doctor, me sorprende... bueno, en realidad no me sorprende. En el tiempo que llevo de conocerlo he caído en la cuenta de que basta con que unos ojos bonitos le hagan un guiño para que usted pierda la razón y termine traicionándose a si mismo.

Aunque la verdad a su amiga Carolina yo también le perdonaría todo.

Además con eso de que usted se cree el gran experto en música, pues es díficil atinarle a sus gustos.

Y bueno, a sus "apreciables", como usted les dice muy eufemísticamente, qué les puedo decir yo.

Simplemente disfrunten de lo que escribe este señor, y no lo tomen demasiado en serio, que en ocasiones se burla abiertamente hasta de ustedes. Yo porque ya lo conozco se los puedo advertir.

Cuídese doctor y suerte con lo del COLMEX.

Mauro

P.S Tengo curiosidad, ¿este año a quién llevó como edecan a la Feria del Libro?
Estoy dolido con usted, porque yo creí que el trabajo de cargador de sus libros me correspondía a mi.

LicCARPILAGO dijo...

mmmm

el humano animal subyugado por el humano racional... pero.. ¡¡ahh!! como tira patadas de mula cada vez que intenta emanciparse.

jejeje.

me parece que tu nariz sensible comienza a deleitarse con los humores de la primavera.

nesiko dijo...

Sin duda (o bueno con duda). Existen muchas interrogantes en esta vida. Digamos que los “¿por qué?” en mención son, muchas veces incontestables (porque una cosa es alucinar con la respuesta y otra tenerla) y sabes, es lo bonito de todo este juego mental, vivir dudando, vivir creyendo que tenemos una respuesta fija, y vivir jodiendonos la vida porque no lo fue. Alguien por ahí una vez escribió en mi blog “hay interrogantes que se plantean para no ser contestadas”
Y así nos pasa.

Jocosas vuestras experiencias narradas aquí.
Saludos.

Plan-B dijo...

Casualmente he llegado a este blog buscando información de este grupo, La Casa Azul, y bueno que decir... tampoco todo puede ser Leonard Cohen y un continuo filosofar.

Creo que esta fue la razón por la que su amiga le hizo este regalo, porque sabia que no estaba en la linea de la musica que escucha habitualmente pero que le merecía cierto interés el disco. No se puede hablar de cultura musical (y en esto los postgrados y doctorados no pintan nada) si uno solo se cierra a una parte de esta.

Sinceramente pienso que La Casa Azul esconde un gran talento y conocimiento debajo de esa imagen de "musica ligera" que puede dar en principio. Eso si hay estilos y estilos, y aun más gustos todos respetables.

Realmente como todos los grupos musicales acaba hablando del amor y sentimientos, solo que desde un punto de vista y una estetica diferente, un poco de frescura y originalidad nunca está de más. Creo que dedicandole un poco de tiempo a escucharlo sin prejuicios podrá encontrar lo que llevo a su amiga a regalarle el disco en cuestión.

Bueno y despues de mi humilde opinión... suerte con esas preguntas!