23 jul 2008

Pesimista

Había pensado comenzar a escribir mi parte de vacaciones. Pero he decidido concederle un poco más de importancia a la preparación de mi entrevista de trabajo. De manera que en esta ocasión, y en el ánimo de recuperar a Elisa, que al parecer es mi única lectora, a efecto de que no considere mi inconstancia como un signo de desinterés por continuar escribiendo mis dislates en este espacio, he decidido reproducir textualmente un artículo de Antonio Álvarez Lima, publicado en lunes pasado en el diario que acostumbro.

En lo personal me pareció un artículo muy divertido; en especial porque me recordó la razón por la cual detesto a Octavio Paz: pretender aplicar una especie de psicoanálisis barato a cuestiones culturales con derivaciones políticas, y lo que es peor, sin darle el merecido crédito al Dr. Samuel Ramos, pionero en ese desafortunado experimento que llevó a la creación de esa horrible generalización que es “el mexicano”.

Lo más grave es que después de leer el artículo me enteré que en la encuesta sobre el noviazgo, realizada por el INEGI entre jóvenes mexicanos de distintas regiones del país, la cosa está verdaderamente jodida: entre “el mexicano” continúa existiendo el machismo y, entre “la mexicana”, el síndrome de Marga López.

Con todo sigo siendo optimista y conservo la fe de que las nuevas generaciones que nacieron bajo la égida del cambio político, hagan algo por este querido país de globos y bicicletas… o por los pedazos que dejen los panistas, perredistas y priístas.

Sin más preámbulo, he aquí el artículo de Antonio Álvarez Lima:

P.S Elisa, por mera casualidad y por simple conmiseración o genuina simpatía hacia el ordinario mortal que esto escribe, ¿no será que le das click cincuenta y tantas veces al día a la página, para que el número de visitas que registra el contador se mantenga constante?

Lo pregunto porque de ser cierto que este espacio registra un promedio de cincuenta visitas diarias, entonces no sé quienes son y por qué no comentan mis estupideces los otros cuarenta y tantos lectores.

Pesimista

Antonio Álvarez Lima.

Ocasionalmente, viejos amigos que compartimos nuestra juventud desenfrenada y enfebrecidos sueños de los 70, intercambiamos nuestras reflexiones sobre el futuro del país.

Alguien que se dijo pesimista sin esperanza consideró, de plano, que nuestro país no tiene remedio, y así argumentó: “Es el producto del mestizaje forzado de dos culturas decadentes. Encarnado por sanguinarios indios ladinos y por crueles pillos españoles. Nada bueno podía salir de esa desafortunada mezcla de vicios y defectos. La mayoría de las familias mexicanas han heredado y asumido ese estigma de la violada y el ausente, y son disfuncionales por necesidad. Padre irresponsable y borracho, y madre manipuladora e hipócrita. Los frutos de esa disfunción son individuos inmaduros, resentidos y fantasiosos. Seres fallidos sin remedio. Cuando algunos acceden al poder se convierten en egos insaciables, dominados por impulsos irresponsables. Terminan dilapidando el capital político y económico que reciben. Fracasan por su baja calidad ética y nulo control de sus emociones. Típicos machos mexicanos. Cuando estos individuos son obligados a vivir en democracia, mienten, simulan y maniobran para cumplir las reglas sólo de dientes para afuera, mientras hacen todo bajo la mesa para torcerlas a su favor. De ahí la pésima clase política que padecemos”. Para este pesimista sin remedio, el futuro del país será necesariamente más de lo mismo, hasta que reviente en la ingobernabilidad.

Otro contertulio, menos pesimista, afirmó que no había que alarmarse tanto, que la España medieval que nos conquistó también nos dejó el remedio para el caos. El caudillismo: “Fuertemente asentado en el machismo y el autoritarismo indígena y español; México y América Latina son el territorio natural de la dictadura. Hemos vivido en ella mucho más tiempo que en democracia. Nuestras dictaduras no son sino el reconocimiento de nuestro orden jerárquico cultural: en la cúspide, el más fuerte y perverso y en la base los más débiles, ingenuos o cobardes. En medio caben todos los matices, del más cabrón al más pendejo –agregó con desparpajo. La doble moral que propicia el catolicismo ritual (digo una cosa, hago otra) da la cobertura perfecta para disfrazar el caudillismo con cualquier ropaje ideológico de izquierda o derecha. Y consolida la corrupción y la complicidad como el combustible y el lubricante de la economía y la vida social.”

Afortunadamente, ante tal desolación, alguien sereno y lúcido señaló que esa vocación autodestructiva de América Latina puede remediarse. “No somos excepcionales. Sólo hay que usar el mismo antídoto que en el resto del mundo: la liberación femenina del yugo masculino y la plena incorporación y empoderamiento de las mujeres. Esto propicia un cambio demográfico y social que va desplazando y arrinconando el arcaico machismo autoritario”. Después de un silencio autocrítico. Todos los deteriorados machos ahí reunidos parecimos coincidir con él.
Milenio Diario, 21/VII/2008.

4 comentarios:

Edgar Paul Palacios Reyes dijo...

ya no leas el milenio, mejor lee la familia burrón je je je

saludos desde mi pulcata...

Anónimo dijo...

¡¡Es usted un vil pirata Dr.!! Si ya se me hacía raro que por el messenger me hiciera preguntas extrañas como esa de las cualidades que no tengo, pero me gustaría tener.

Ojalá que en su entrevista no se den cuenta de que sus respuestas no son suyas, sino mías.

Como sea, qué bueno saberlo de regreso, sano y salvo. Aunque eso de que anda como Juan Gabriel, cantando "yo no nací para amar", me extraña. Yo creí que sólo era una más de sus payasadas habituales.

En fin, me uno solidariamente a su pena y ojalá que le haya ido bien en su entrevista. Luego me cuenta, ¿sale?

Cuídese y anímese a decirle algo a su amiga Carolina. No sea que le pase lo de siempre... jejeje, usted disculpe, pero tenía que desquitarme por haberse adjudicado como suyas mis respuestas.

M.S

Anónimo dijo...

En efecto me gusta visitar tu blog, pero por razones de trabajo de trabajo no puedo pasar el día completo en el sitio.
¿Por qué eres tan incrédulo? yo creo que tienes más lectores de los que te imaginas. De lo que sí me he percatado es que cada ves que uno regresa a la página principal del blog después de haber dejado un comentario, el contador registra una visita nueva.
¡Qué más da si somos uno o mil lectores! lo importante es que haces algo que te gusta ¿no?
Saludos y un gusto que estés de regreso.

Jorge Luis dijo...

Yo me afiliaría al club de los pesimistas si tuviera la esperanza de que eso sirve de algo, pero no; en este país globero no se vislumbra ninguna esperanza.