Gary Cox, que es un profesor de Ciencia Política en la Universidad de California, es uno de los estudiosos más acreditados de las alianzas electorales a nivel teórico. En 1997 publicó un ensayo en el que afirmaba que ese tipo de instrumentos de competencia electoral resultaban de la coordinación estratégica de las elites partidistas, que en palabras llanas son todos esos fulanos (diputados, gobernadores, dirigentes estatales) que toman las decisiones más importantes al interior de los partidos, para maximizar sus beneficios en términos de votos y presencia en las instancias de representación y de gobierno.
Asimismo apuntaba la existencia de varios factores para formar alianzas, entre ellos la necesidad pragmática de equilibrar las condiciones de la competencia entre los partidos concurrentes. Desde mi perspectiva, lo que sucedió en los comicios locales de este año se ajusta adecuadamente a este factor, es decir, que después de haber una evaluación muy puntual de las condiciones políticas prevalecientes en el país, las dirigencias nacionales del PAN y el PRD concluyeron que era conveniente aliarse en varios estados para hacer contrapeso a la capacidad electoral del PRI y tratar de detener su tendencia ascendente en las preferencias de los votantes que lo proyectaban como el partido ganador de la contienda presidencial de 2012.
Ya todo lo demás fue la estructuración de un discurso democrático por parte de tales partidos para revestir de legitimidad esa verdadera intención. De modo que la polémica que suscitó el anuncio de la negociación de las coaliciones también fue parte de un discurso de supuesta condena a la falta de principios y convicciones ideológicas de ambos partidos, formulado desde el PRI y respaldado por un conjunto de intereses de todo tipo (económicos, religiosos, etc) que se sintieron amenazados.
Incluso las críticas se valieron de la confrontación coyuntural que PAN y PRD sostuvieron en 2006 a raíz de los resultados de la elección presidencial y uno de los argumentos más empleados era que dos institutos políticos que se habían agraviado al grado de desconocerse, no podían ni debían aliarse para competir juntos. Pero lo cierto que ante el crecimiento del PRI, el desgaste del PAN como partido en el gobierno y las fracturas del PRD y en general de los partidos de izquierda, la alternativa más viable para evitar la expansión de las prácticas antidemocráticas y el monopartidismo, desde una perspectiva muy pragmática, era la conformación de las alianzas.
Ahora queda por responder por qué las coaliciones sólo se negociaron en cinco estados. La respuesta apunta a dos razones fundamentales. La primera de ellas es que Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla y Sinaloa eran estados que desde finales de los años treinta del siglo XX habían sido gobernados únicamente por el PRI, es decir, no habían registrado una experiencia de alternancia en la gubernatura. Aquí cabe precisar que Veracruz es otro estado con el mismo problema, sólo que en este caso la lógica fue distinta pues el presidente de la República decidió operar directamente la campaña del PAN en alianza con el PANAL, con la convicción de que podía ganarle en la disputa al gobernador Fidel Herrera, uno de los priístas expertos en manejar la maquinaria electoral no democrática de su partido, consistente en la compra de votos y otras maniobras bastante deshonestas.
La otra razón es que se trata de entidades con el mayor número de distritos electorales federales, número de habitantes y de recursos presupuestales. Son estratégicos, pues, para la elección presidencial de 2012.
Respecto al balance general de ganadores y perdedores, es claro que ganan los sectores moderados del PAN, PRD y Convergencia que logran así posicionarse al interior de sus respectivos partidos para dar un paso adelante a fin de superar la polarización surgida y reproducida desde 2006.
Gana también Elba Esther Gordillo, lideresa no formal del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y del PANAL Logró posicionarse como un factor clave para definir los resultados electorales y en lo venidero sabrá vender muy bien el apoyo de su partido y de su sindicato a candidatos de diferentes partidos en diferentes elecciones, con el consiguiente aumento de su poder personal.
El presidente Felipe Calderón también gana, aunque queda la impresión de que es muy poco lo que obtiene, pues su apuesta fundamental, como ya lo mencioné, era ganar Veracruz con el director general del ISSSTE, Miguel Ángel Yunes como candidato del PAN. Lo que gana es el apoyo de la izquierda moderada en un momento en que su sexenio parecía estar a punto de culminar por la ruptura con el PRI, ocasionada por el golpeteo mediático al que desde el Gobierno Federal se sometió a algunos de sus gobernadores y por el asesinato de su candidato a la gubernatura de Tamaulipas por parte del narcotráfico, pero que el PRI endosó al presunto fracaso de la estrategia de combate contra el crimen organizado.
Los que, para usar una expresión coloquial, “quedan tablas” son los priístas, pues se quedaron con igual número de estados gobernados que antes de la elección, aunque con una ligera tendencia a la baja, pues en términos número se redujo el número de población gobernada.
Quienes perdieron fueron Andrés Manuel López Obrador, que ahora anunció desesperadamente su auto postulación como candidato presidencial, como reacción a la ganancia que obtuvo el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, al apoyar a los candidatos aliancistas; y pierde también el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, quien incluso renunció a su militancia en el PAN como forma de protesta ante la negociación de las alianzas entre éste y el PRD.
Así, el escenario para 2012 parece reequilibrarse, aunque eso dependerá todavía de los resultados de las seis elecciones estatales que habrá el siguiente año y entre ellas la del Estado de México, en la que se pretende aplicar la misma fórmula de coalición PAN-izquierda para neutralizar al actual gobernador Enrique Peña Nieto.
No obstanta, habrá que observar cómo se irán desarrollando los acontecimientos, pues en un año pueden pasar muchas cosas y reconfigurarse las actuales circunstancias políticas.
P.S. Deberían de darme un premio por haber rompido (que ya sabemos que es peor que roto) mi record personal de batazos. En menos de un mes ya sumé dos: uno por ingenuo y el otro por pendejo, que parece lo mismo pero no es igual.
1 comentario:
Al final de cuentas siempre es lo mismo, buenos partidos, buenas propuestas, magnificas ideologías y malos políticos y peores ciudadanos.
Lo que realmente hace falta es gente comprometida con sus convicciones que sea capaz de defenderla y adaptarlas con coraje a cualquier coalición pero sobre todo a nuestra realidad; jamás habrá buenos políticos si no hay buenos ciudadanos, gente con demandas coherentes, que antes que comportarse como revoltosos y aprovechar el río revuelto se dignifique y sea conciente de ser merecedor de algo más que dos kilos de frijol y litro de leche, a veces es intolerante aceptar lo poco que valoramos nuestro poder de elección.
PAN, PRI ó PRD, PT, Convergencia ó Partido Verde ¿que más dá? al fin de cuentas veremos quien acarrea más agua a su molino y bajo que circunstancias, bien por ustd que tendrá mucha tela de dónde cortar...
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