Al cabo de un largo rato de permanecer en silencio, el maestro habló con las siguientes palabras:
-No sé por qué te cuestionas acerca de las dificultades que experimentan los burdos y ordinarios mortales que padecen la vida mundana, particularmente en torno a esa quimera indefinible que nombran "Amor".
Aunque te comprendo, algún día de hace ya muchos años, un alemán que se dedicaba a la literatura escribió en el colmo de su exasperación "¡maldigo al amor y sus ardientes transportes", y agregaría yo: "que siempre conducen al espíritu por inescrutables caminos de incertidumbre y angustia".-
Tan pronto terminó de escuchar las sentenciantes palabras pronunciadas por el maestro, el discípulo lo miró con sorpresa. Comprendió que sus reflexiones no eran producto de la paráfrasis de escritores muertos, sino de la experiencia viva en los recuerdos de su pasado.
1 comentario:
El eterno tema de Víctor Zúñiga.
Sigues igualito que en la facultad.
Besos
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