14 nov 2007

Lo que todo pobresor sabe

Este texto no tiene desperdicio. Es una descripción de las situaciones con las que los pobresores tenemos que enfrentarnos diariamente: preguntas estúpidas, dislexia, franca y abierta huevonada y uno que otro gag cómico.

En lo personal ya me ha tocado tener en mi clase a una alumna embarazada hasta las cejas, un perro y un indigente... y lo que falta.

En fin, ahí va el texto. Espero que lo lean porque realmente está muy bueno:

Lo que todo pobresor sabe...

Muchas veces gozo mi trabajo como profesor en una universidad. Lo disfruto porque un profe mexicano lo que hace es recibir un sueldo raquítico con tal de cometer peroratas.

Toda mi estirpe trabajó en el campo, ya sea mexicano o gabacho, así que laborar sofistaqueando me parece ventajoso, una especie de comodidad por la que recibo un sueldo equivalente a gente que desempeña trabajos duros, como barrer calles, ensamblar aparatos, meserear sinaloenses o carterear plebada.
A los que trabajamos contagiando el canon, recordémoslo, se nos llama pobresores. Y creo que se trata de un título exacto. Todos los catedráticos pordioseramos. Somos parte de un lastimero simulacro. El teatrito de la Educación.

Me gusta releer en voz alta y monologar con bostezantes, y sin embargo, cuando uno escucha lo que el estudiante mexicano piensa, lo que desea, digamos, un alumno de filosofía, psicología, literatura o artes, no puede evitar desalentarse.

Uno se pregunta: ¿de verdad vale la pena seguir “enseñando”?

Por eso prefiero no darles la palabra a los estudiantes, porque cuando hablan lo único que dan es ganas de volver a la maquila o largarse a Estados Unidos a cortar el pasto en Arkansas. Incluso eso es preferible a escuchar tantas idioteces en tu propio idioma.

El estudiante universitario, tanto en instituciones públicas como en privadas, está lleno de basura mental. Ya no puede aprehender nada. Ya está saturado de mierda. Su familia lo ha arruinado. Ha consumido, exclusivamente, cagada.

Cuando llegan a la universidad, antes que todo, ya han sido educados por el pop, Televisa, Hollywood, el yo-yo y toda suerte de fantasía típica del oxidental edípico, porque, primordialmente, todo estudiante mexicano (debido al resentimiento que nos define como cultura vasalla) es un Edipo o una Edipa.

En México, Nietzsche hubiera sido un serial killer.

Pero seamos puntuales: entonces, si hay tanto desaliento, ¿por qué un segmento de la población somos pobresores? Porque el pobresorsete mexicano algo obtiene. ¿Qué?

Escucharse o, mejor dicho, intentar escucharse. Ninguno de nosotros se escucha a sí mismo, a sí misma.

Y por eso gritamos a otros. Por eso tomamos el pizarrón. Explicamos. Porque no sabemos nada. Nada hemos aprehendido. Nada hemos razonado.

El club de los necios lo presidimos nosotros.

Y, así, el día que un solo hombre o una sola mujer se escuche a sí mismo, misma, y guarde silencio largo rato, comprehenderá que la universidad simula. Enanifica. No hay más aprendizaje que permanecer atento a las propias fantasías.

Y un segundo después, aceptarlas, despejarlas.

Volver a ser reales.

Y no me pregunten qué es lo “real”.

Cada uno puede descubrirlo por su cuenta.

No es necesaria la escuela.
Heriberto Yepez, Laberinto, 10/XI/07.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy cierto Doctor(House), los que somos pobresores de verdad, es decir, los que sólo vivimos de ese raquítico sueldo -no como otros que tienen múltiples chambas y apoyos académicos, como usted comprenderá- tenemos que enfrentar la triste realidad de enseñarles a auténticos analfabetas.

De hecho, ahora que lo pienso, por qué da clases usted, si es tan elitista? Es pregunta.

Luis dijo...

Excelente texto. Muy autocrítico y ... ya se sabe "quien bien te quiere te hará llorar". Yo creo que los profesores tienen un punto de exhibicionistas, de artistas de cine ególatras y posiblemente eso les compensa por todo lo demás. Con sólo un par de alumnos entre 200 a los que consigan encandilar ya se "amortiza emocionalmente" el esfuerzo de intentar no dormir al resto. A menudo doy cursos de formación y sigo siendo un idealista al pensar que a veces, aunque sean pocas, los alumnos se apasionan con lo que cuento tanto como yo lo hago.
Explicar es un arte y cuando lo que cuentas te apasiona se convierte en un modo de vida. Yo soy un apasionado, y un profesor frustado aunque a veces, Dios me hace un guiño y me da una oportunidad para lucirme.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Tienes razón, pero de quien es culpa?..., y a pesar de todo y de todos no hay que quedarse con los brazos cruzados, mientras el barco se unde, siento que debemos hacer todo lo que este al alcance para salir de la mediocridad, y si tu como otros tantos tienes cierto poder, porque en realidad asi es; porque no utilizarlo?.

Si miras porqueria y media; que solo debes seguir tu camino y hacer como que no viste nada? porque no intentar un cambio? por pequeño que sea, será un gran paso. Pienso que no hay nada peor que no hacer nada. Ademas....

MAEL dijo...

Bueno,
antes que nada, Gracias por aquel comentario sobre mi foto...
y no se crea, aunque no crecí como usted entre libros y conferencias, no es nada mas la pinta de la foto, sí tengo algo de intelectual... aunque a veces hasta yo lo dudo...
Hay una pregunta que me hago constantemente al despertar:
¿acaso los antiguos profesores guardaron bajo llave el secreto de como mantener cautivada la antención del alumno?
aún recuerdo con que emoción me dirigía a una clase y el interés por llevar la mejor investigación del grupo, comprendo perfectamente su frustración, pero no sea ingrato, como que la familia arruina al alumno? ninguna objeción acerca de todos los demás, pero la familia? al menos yo me esfuerzo cada día por hacerles entender a mis hijos la gran bendición de poder estudiar y lo mucho que deben agradecer el esfuerzo de sus profesores...
hace años formule mi teoría del triángulo educacional, claro que la he compartido con algunos amigos profesores y con mis hijos, pero hay que ver como Einstein tenía razón "la idiotez no tiene límites" y conste que no lo digo solo por los alumnos, también hay padres y profesores que se adhieren vehementemente a la frase y al hecho.
Su profesión en mi humide opinión es simbolo de nobleza y entrega, desdichadamente hoy tenemos cuerdas flojas en todas las areas de la humanidad...
la próxima vez que escriba Profesor, con tal falta de ortografía y aún peor, de respeto, tendra que llenar un cuaderno de 200 hojas con la frase "el pago no hace al Maestro, el servicio es una virtud"...
además los profesores no son los únicos que sufren la moderación de los sueldos en nuestro México lindo y querido...
Saludos y hasta pronto...
ah... yo ya estoy muy vieja para andar haciendo ese tipo de escenitas a la Britney Spears que me recomienda, pensaré en otra cosa menos dramática...
le deseo una buena jornada y que mañana amanescan sus alumnos mas ávidos de aprender...bye