4 jun 2007

Matices sobre el hubiera

Quisiera realizar algunos matices acerca de mis consideraciones sobre el hubiera, comentadas en el post anterior. Y es que no sólo tiene una función negativa pretérito pluscuamperfecto; también tiene una función no precisamente positiva, pero sí, cuando menos, de afirmación de la contingencia en situaciones presentes satisfactorias.

Por ejemplo, si yo no me hubiera contagiado de conjuntivits sabe Dios dónde, y si mi doctor no me hubiera mandado con un oftalmólogo que no pudo atenderme de emergencia un sábado por la noche, porque había salido a cenar con su esposa; entonces, no hubiera acudido -como último recurso- a consulta con mi poco frecuentada amiga Yara. Y de no haber sido así, ella no se hubiera convertido en la doctora corazón [en realidad aquí se trata de un condicional perfecto -habría-, pero hice trampa para que no se interrumpiera la idea], que me consiente y me cura hasta de las enfermedades que no tengo, pero que leo en sus libros.

El punto es que el hubiera también denota las consecuencias de actos que en muchas ocasiones son determinados por la contingencia y no por una voluntad deliberadamente consciente. Por ejemplo enamorarse es un acto contingente, esto es, que puede o no suceder.

Uno no sale de su casa por la mañana con la idea de enamorarse de alguien en el transcurso del día. O a menos que se trate de una personalidad obsesiva-compulsiva (afortunadamente todavía no llego hasta allá), el enamorarse no se agenda en las actividades del mes o la semana, junto con la cita con el dentista o la visita a la lavandería.

El enamoramiento es un acto totalmente imprevisible; por eso cuando acontece siempre nos toma mal parados y nos hace cometer la más amplia de gama de idioteces, extrayendónos abruptamente de nuestra rutina (peor aún: nos hace bailar regetón, o mirar el Diario de una pasión por TV un domingo por la noche, en lugar de ver Bailando en la oscuridad).

Pero como el enamoramiento no es permanente -ya lo dice Beigbeder, el amor dura tres años- cuando termina nos hace ver, quizá de forma un tanto dramática o rídicula, según sea la experiencia, las consecuencias de la contingencia. Y en ese preciso momento es en el que el hubiera adquiere una connotación negativa.


Pues ahí está, sólo quería hacer ese matíz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que tal Victor!
Claro que después del enamoramiento te preguntas como fuiste capaz de hacer tal o cual cosa; pero si eres honesto contigo mismo lo volverias hacer; pues esos pequeños instantes de felicidad bien valen la pena.
Aunque claro esta que si pudieramos regresar el tiempo atras con la experiencia o "sabiduria" adquirida, quien no la haria. Pero en fin, mientras hay que vivir disfrutar los buenos y malos momentos también. No crees?
Cuidate y se feliz.