29 abr 2008

Intransigencia (e ingenuidad)

Cuando las personas de talante autoritario y aldeano no tienen argumentos, esta es su reacción frente a las opiniones de los demás:

He optado por no volver por aquí creo que es lo mejor, pues honestamente aparte de ser muy odioso hasta conmigo, porque siento que lo haces para provocar reacciones chovinistas en mi, eres déspota, grosero y mentiroso!!!!...
Pues tus compatriotas y hasta posibles colegas... No faltara el politólogo en esa banda... SI GUERRILLEROS!, si, si, si, si y si!. Aunque duela, pues así como yo acepto y reconozco que Uribe ha tenido vínculos con paramilitares, tus amigos tenían vínculos con la guerrilla...

[Aunque corregí los errores ortográficos, opté por dejar tal cual las deficiencias sintácticas]

Esta diatriba la recibí a modo de comentario a mi post anterior, acerca del presidentito colombiano, el narcotraficante y mentiroso Álvaro Uribe, por parte de una enardecida lectora colombiana.

A modo de respuesta le digo:

Perdóneme por exhibir su intransigencia y su ingenuidad, estimada lectora. Pero no se confunda, no es usted tan importante como para que mis textos sean explícitamente escritos para provocar sus reacciones primitivas, burdas, rijosas e insensatas. En este sentido créame que su ausencia en lugar de lamentarse, se agradece sinceramente.

Por lo demás, este es mi espacio y en él puedo escribir las opiniones que me plazcan, con la plena seguridad de no ser coartado por expresiones de intolerancia como la que usted ha mostrado.

Aunque me queda la duda autoreflexiva ¿realmente seré déspota, grosero, mentiroso e hijo de… Satanás?

¿Los demás qué piensan?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Imagino que después de publicar ésto acerca de mi en tu espacio, escribiste esto en mi correo...

Publiquemos todo entonces!...

"Es lamentable que aún no logres controlar tus emociones y que en tu temperamento no tenga cabida la tolerancia; no por lo menos hacia mi persona.

Nuevamente has vuelto a insultarme, a exhibir tu intransigencia y el inexistente respeto que debieran merecer mis opiniones, por lo demás razonadas y no derivadas de mi irritación o mi chovinismo simplón, como es tu caso.

En esta ocasión no hay risas de conmiseración, ni buena voluntad.

Aunque precisamente por el respeto que aún te guardo, no tiene sentido descender al mismo nivel de intransigencia y barbarie verbal en el que te encuentras tú.

Que sea el silencio, pues, la única respuesta.

Víctor Zúñiga."

A lo que respondo:

"Creeme que me da igual el que pienses que sigo siendo una emocionalista, grosera, simplona y demás adjetivos que tengas para mi, pero me parece que hablas muy mal de mi país y eso si es intolerable, pues no sabes cuanto amo mi tierra...

Puede que Colombia sea un país de guerrilleros, pero no todos somos bándalos, que sea un país de cocaína, pero no todos somos drogadictos, ni narcotraficantes, y sí, es muy probable que la educación de aquí sea inferior a la de otros paises, pero aquí a muchos nos basta con saber leer y escribir para respetar, para saber que al momento de referirnos a un grupo, un país, un pueblo, hay que hacerlo con diplomacia, no con palabras ásperas como las que usaste, y como las que usaron tus comentaristas Elisa y M.S.

De todos modos Víctor, no sé que te hicieron en Colombia, ó si fuí yo, disculpame, ó si Uribe lastima tu ego, lo lamento!!!, pero si te digo que para no entrar en discusiones contigo no volveré a tu blog, pues su nombre lo dice son estupideces, que a pesar de que lo niegues, si tienen sentido, tal vez no para ti, pero si para mi, pues te metes en un terrerno más allá de lo político, de lo social, para entrar a la ofensa, a lo soez, a lo ordinario... Cosa que me extraña de ti.

Sin embargo así como te parece "lamentable" mi actitud, y aunque eso me tenga sin cuidado, a mi también me parece deplorable tu actitud, pues lo tomo como una falta de respeto hacía mi gente, hacía mi pueblo, y hacía mi persona.

Te pasaste y sí, tienes razón, ésta vez no hay reversa, ni "conmiseración" (COMO SI LA NECESITARA DE TI!!! JAJAJAJAJAJA).

Sigue diciendo lo que quieras, igual te escuchan los que piensan igual que tú, pues no das espacio para la oposición, ni para un debate, ni para alguien como yo, que al parecer soy la única capaz de decirte las cosas como las pienso y no me dejo embelesar por tus palabras, para terminar pensando, hablando y actuando como tú.

Y si a ésto que escribiste lo llamas "silencio" te recomiendo buscar en el diccionario la definición...

Paola".

Éxitos

LicCARPILAGO dijo...

Round two!!

Fight!!!

(sorry, sorry, no pude evitarlo)

Anónimo dijo...

Como mi nombre fue aludido directamente en esta absurda disputa nacionalista, me veo en la obligación de tener que intervenir.

Paola, ése es tu nombre, primero me presento para que despejes tu duda acerca de mi identidad. Mi nombre es Mauro Santander Borjes, soy amigo y colega de Víctor en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Tengo un doctorado en historia económica y soy profesor investigador.

En segundo lugar reconozco tu valor. No obstante su buen carácter, no cualquiera se atreve a confrontar a mi amigo por la razón que seguramente tú conoces: su habilidad para el sercásmo y la burla mordaz.

Y en tercer lugar, pienso que deberías acercarte un poco al ámbito de la política para aprender a debatir y a entender que la confrontación ideológica supone muchos recursos; pero lo más importante: que todo se queda siempre en el nivel del debate. O sea, que nunca -por lo menos en el caso de personas maduras y experimentadas- escala, o se rebaja, según se quiera ver, al nivel de la descalificación personal.

Y ya estando ahí, pues también deberías aprender a burlarte de ti misma, de tu propio país, de tu entorno.

Si observas a los norteamericanos, a los italianos, a los españoles, y hasta nosotros mismos, los mexicanos, hemos aprendido a burlarnos de nosotros mismos; a ver la realidad política con imaginación y con menos solemnidad.

Finalmente, pienso que has sido muy injusta con mi amigo porque él a ti te tiene en un concepto muy alto. Pero eso es algo que a mi ya no me concierne.

Así que calma doña Paola, no te alteres tanto.

Cuídate

Mauro