7 abr 2008

Centro comercial

Si hay algo peor que ir al centro comercial un domingo por la tarde, es ir desvelado, cansado, estresado y dispuesto a estallar en ira ante el mínimo pretexto, aunque justificadamente. Me explico. Y para hacerlo haré uso de la segunda personal del singular que dicho sea de paso, detesto emplear en mi redacción porque me hace sentir un Adal Ramones cualquiera en pleno monólogo de sandeces. Sin embargo, si he decidido usar el “tú” es para narrar lo que le pasó al primo de un amigo del hermano del cuñado de mi vecino, el pasado fin de semana. Que quede claro: le sucedió al primo de un amigo del hermano del cuñado de mi vecino. No a mí.

Así pues, estar dispuesto a estallar en ira una tarde de domingo mientras visitas el centro comercial, está justificado cuando además de ir desvelado, cansado y estresado como resultado de haber conducido durante casi toda la noche por una carretera sinuosa, lluviosa y neblinosa, al llegar al centro comercial te encuentras una fila interminable de autos esperando ingresar al estacionamiento, y una vez dentro, tienes que pelearte con una señora shoppaholica que conduce una camionetota -cuyas dimensiones son inversamente proporcionales a su educación y capacidad intelectiva-, por un cajón de estacionamiento cercano a la entrada de X tienda departamental.

Luego, una vez en los pasillos de la tienda, las posibilidades de romper a gritar como señora gorda histérica aumentan cuando caes en la cuenta de que el carácter profundamente gregario de las familias mexicanas, les hace acudir a un centro comercial básicamente con dos objetivos: hacer nada y perder el tiempo.

Es terrible cuando tienes que esquivar las hordillas de púberes imberbes que caminan retorciéndose y gritando cualquier estupidez por los pasillos. Y lo más grave, cuando la dependienta de la tienda de zapatos donde vas a comprar (cierto, hay que reconocerlo, comprar zapatos de X marca es uno de los vicios que el maldito capitalismo consumista, inhumano, frívolo y naomicampbellesco ha logrado arraigar en tu espíritu libertario), atiende a una señora que le ha pedido 20 pares de los que –ingrata- sólo termina comprando uno.

Más luego, cuando por fin la dependienta te ha atendido, ha guardado tus zapatos nuevos en su respectiva caja y la ha enfundado en su también respectiva bolsa con la marca X en letras grandes, para que al salir de la tienda puedas presumir por todo el centro comercial que has comprado esa marca de zapatos, te dice que si vas a pagar en efectivo tienes que esperarla a que cambie tu billete, o que si vas a pagar con tarjeta esperes un momento para que la terminal electrónica entre a su sistema de pagos, es inevitable que te jales de los pelos, te quites los anteojos (porque el protagonista de esta historia casualmente también usa anteojos) y te frotes con desesperación el rostro.

Sorteado ese trago amargo, piensas olvidarlo comprando algo para comer. Entonces te diriges al área de comida y al llegar a X expendio de hamburguesas dizque regias ¡te encuentras con una fila interminable! O sea, por qué demonios a la gente sólo se le ocurre tragar hamburguesas los domingos por la tarde y no el resto de los días de la semana. Es un misterio inexplicable.

En fin, que resuelto el problema del hambre con una miserable chapata por la que en una tienda de dizque alimentos macrobióticos te cobraron lo que te costaría la barra completa de jamón serrano “Ibérico de Bellota”, sales al estacionamiento y te das cuenta de que olvidaste el lugar donde dejaste tu coche…

… si eso no es lo peor que puede suceder al acudir a un centro comercial, entonces no sé qué sí lo sea.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bue... digamos, perder de vista al hijo.

Un saludo
JM

loto_negro dijo...

si hay, si hay... y es parte mas complicada que el comentario anonimo de aqui arribita.

le sucedio tambien a una amiga de trabajo de mi esposa: Perdio al hijo de 4 años en un parpadear (literalmente); el escuncle estaba viendo recargado por el borde de vidrio de las barandas del primer piso de santa fe, cuando de pronto en un parpadear el hijo desaparecio (WTF?) asi es, un instante antes estaba ahi y un instante despues del parpadeo ya no estaba.

¿que sucedio? entre un par de barandas de cristal -no habia cristal- y el escluincle se "recargo" en el espacio y cayo al vacio.

Cayo sobre las jardineras, lo que amortiguo ligeramente el golpe seco que era casi seguro en el piso de marmol del centro comercial. El resultado fue 4 costillas, el antebrazo derecho fracturados y una demanda al centro comercial que ya aseguro el porvenir del escuincle.

Y seguramente habra cosas aun peores.

La edad endurece la tolerancia mi estimado Vic...

Anónimo dijo...

Concuerdo con los dos comentaristas de arriba.

Además, para qué nos quiere engañar, si todos sabemos que el protagonista de la historia fue usted.

Y bueno, acerca de su nube negra que nubla su camino, pues también no se haga, que se trata de una conquista frustrada, o de que su doctora ya lo va a mandar al cuerno. ¿Ve cómo sí lo conocemos?

Cuídese Doctor
Mauro

Anónimo dijo...

Cuando tengas oportunidad, dile al primo de un amigo del hermano del cuñado de tu vecino, que hay cosas peores que pueden suceder en el centro comercial.
Y como recomendación, que no visite los centros comerciales en domingo, ya que además de la mala atención que dan en la tiendas a causa de las multitudes, no creo que sea de su agrado llenarse de pueblo ¿no?

Saludos
Elisa